Juego de Imaginación

Publicado por Hikari | Etiquetas: | Posted On sábado, 10 de diciembre de 2011 at 11:00

Entrada programada porque sábado por la mañana estaré bastante ocupada y luego me voy a comer por ahí... Pero bueno, es sólo para adelantar tiempo, así que la encuesta la tenéis ahí puestecita ya jeje
¡Resultados!

  • Qué decir... mayoría absoluta no, lo siguiente xD (si es que hay algo más después del absoluto jaja). Pues ahora por joder os digo que no va a ir a tocar el piano! .... ¿Qué pasa? .... ¿Por... por qué me miráis así? óò ¡Vale, vale! ¡Que era broma! Guardad las armas....
Pues nada... vosotros lo habéis querido...

     Arisu cogió fuerte el asa de su cartera mientras mordía su labio inferior. Decidida, pegó un pequeño salto que iniciaba una marcha acelerada hacia la sala de música.
     El pasillo donde se encontraba el aula estaba prácticamente desierto. Se oía a gente que descendía por las escaleras cercanas, así que decidió entrar rápido para que no la descubrieran. Sabía que aunque la vieran, ningún alumno la delataría, porque confiaba en la buena voluntad de la gente de su edad. Aún así, le gustaba darle ese toque de prohibición y rebeldía a la situación, porque lo hacía todo aún más divertido.
     Dejó su cartera al lado del piano de pared que había allí en el aula. Con delicadeza, Arisu acarició la madera de abeto con la que estaba hecha la caja del piano. Su padre siempre le decía que para sacar todo el partido de un instrumento había de tratarlo con cariño, así que, al igual que hacía él, Arisu se presentaba a todo instrumento nuevo que tocaba.
     – Hola, señor piano – decía Arisu con una risa que expresaba su emoción, mientras levantaba con cuidado la tapa que cubría las teclas del piano. Desde el divorcio de sus padres, un par de semanas antes de su mudanza al nuevo instituto, no había tenido oportunidad de tocar el piano, así que realmente tenía ganas. – Con su permiso, voy a tocar un poco de música.
     Arisu frotó sus manos para calentar sus dedos y que se movieran con mayor fluidez sobre las teclas. Pulsó con suavidad la nota Do, y moviendo sus dedos con agilidad tocó toda la escala. Suspiró contenta. Decidió tocar Canon, de Pachelbel, porque era su canción preferida. Sus dedos danzaban sobre las piezas blancas y negras.
     De repente, alguien abrió la puerta. Arisu dejó de tocar y se giró sobresaltada. Había un chico que la miraba sin ningún tipo de expresión en el rostro. Tenía el pelo corto, de un color castaño muy claro, con un flequillo que le cubría la mitad de la frente. Arisu se levantó y le saludó con respeto, disculpándose por estar allí.
     – Tú no eres del club de música – decía el chico mientras dejaba la funda de su instrumento en el suelo.
     – N-no... Pero es que hacía mucho que no tocaba el piano y... – intentaba excusarse Arisu. Tenía sus manos entrelazadas, y jugaba con sus dedos, para evitar ese temblor que siempre tenía cuando se ponía nerviosa.
     – Da igual. No puedes estar aquí – decía él mientras se agachaba a sacar su violín de la funda. Ni siquiera se dignaba a mirarla, y eso empezó a molestar a Arisu.
     – Pero... – insistía ella. Entonces él la miró, con una mirada fría que hizo que se le helara la sangre.
     – Lárgate.
     Arisu se disculpó una última vez, salió del aula y cerró la puerta tras ella. Estaba llena de rabia. No entendía cómo podía hablarle de una forma tan ruda. ¿Quién se había creído? Andaba a paso firme por el pasillo, maldiciendo a aquel chico engreído, cuando se dio cuenta de que le faltaba algo.
     – Oh, vaya... me he dejado la cartera... – murmuró ella, mientras echaba su cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados, y suspiraba desesperada. Al bajar la cabeza chasqueó su lengua, pensando que no tenía más remedio que regresar al aula y cruzarse otra vez con aquel chico.
     Con un paso más lento y los hombros caídos, regresaba de nuevo al aula. Cuando estaba a unos cuantos pasos de llegar, una suave melodía empezaba a llenar el ambiente. Era el sonido de un violín, probablemente el de aquel chico. Arisu se sorprendió mucho, ya que no pensaba que un chico tan arrogante podría tocar de una manera tan cálida. Eso hizo que su enfado disminuyera poco a poco.
     Llamó a la puerta con un suave toque con los nudillos, y la abrió lentamente, mientras se disculpaba por interrumpir.
     – ¿Otra vez tú? – dijo aquel chico molesto. – ¿Se puede saber qué quieres?
     Cuando el violín dejó de sonar y eran las palabras odiosas de aquel chico las que lo envolvían todo, Arisu recordó por qué había salido enfadada de aquel aula.
     – Me he dejado la cartera – dijo ella mientras lo miraba malhumorada.
     Ante aquella mirada, el chico levantó una ceja y resopló con una leve sonrisilla. Ignorando su presencia, decidió seguir tocando.
     Arisu se acercó al piano y bajó la tapa que había dejado levantada. Entonces se agachó a recoger su cartera, mientras continuaba maldiciendo a ese chico y su arrogancia.



Encima de tu cartera ves una pequeña araña que, a juzgar por el hilo que cuelga, se debe de haber descolgado de detrás del piano. ¿Qué haces?

  • Te sobresaltas con disimulo, para que ese chico no se dé cuenta, porque no te la esperabas ahí encima.
  • Bah, sólo es una araña pequeñita. La apartas con la mano y listos.
  • Piensas que igual ese chico tan arrogante tiene algún punto de flaqueza... y esa araña podría ayudarte a descubrirlo... mmjuju

Y ya está, eso es todo por hoy :D Si la memoria no me falla, creo que es el primer chico que conoce jaja Hemos empezado por uno bueno ¬¬ Que hostia tiene! xD
Por cierto, cuando hablaba con el piano, no he podido evitar pensar en Nata jajajaja Don't know why....



© Hikari

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