Juego de Imaginación

Publicado por Hikari | Etiquetas: | Posted On sábado, 17 de diciembre de 2011 at 9:48

No me puedo resistir... así que programo la entrada para mañana, sábado! Visto que los resultados están tan claros... jajaja Es que tenía muchas ganas de que llegara este momento...  ¡Por muchos motivos! xDD
Bueno, la respuesta!

  • Como ese tío es tan gilipollas poco educado, Arisu se quiere vengar de él con esa araña... Seguro que tiene que tener algo de donde ella pueda sacar provecho... mmmjuju
En fin, yo... no sé que esperáis que haga, pero seguro que no es nada parecido a lo que yo tengo pensado xD En fin, al lío!

     Sobre su cartera había una pequeña araña, que al parecer se había deslizado por un fino hilo desde debajo de la caja del piano. Arisu la miró fijamente, mientras la araña caminaba muy lentamente sobre su cartera. Entonces, un gran grito, que salía de lo más profundo de su ser, inundó toda la sala. La mano de aquel chico frenó de manera brusca, por aquel grito inesperado. Se giró hacia ella, y la vio alejándose hacia atrás, sin apartar sus ojos exageradamente abiertos de aquella pequeña araña.
     – ¿Qué pasa?  –  preguntó aquel chico sobresaltado.
     – ¡Hay una araña! – exclamó Arisu asustada, pálida y con un temblor en sus extremidades que le era imposible evitar.
     El chico se estiró, buscando la araña, pero no veía nada allí por donde Arisu le señalaba. Ella no paraba de rogar que por favor la apartara de su cartera, que no podía con las arañas. Él se acercó despacio, sosteniendo el violín y el arco en la misma mano, pensando que quizá había caído por detrás de la bolsa, pero al acercarse y ver aquella pequeña araña que con dificultad se mantenía sobre la cartera volvió la vista a Arisu, quien lo observaba atemorizada. De repente, el chico empezó a reír. Con la mano, apartó el arácnido y cogió la cartera del suelo. Se acercaba a Arisu, sin cesar su risa en ningún momento.
     – Como puede una chica de tu edad tener miedo de un bicho tan pequeño – decía entre carcajadas.
     Arisu se sentía avergonzada. Ese comentario la había hecho sentir de nuevo una cría, pero en este caso, sin la protección de unos padres. El chico dejó caer su cartera sobre Arisu, que aún estaba sentada en el suelo, inmóvil, primero por temor y luego por la rabia que le producía aquel tipo.
     – Increíble – continuaba él diciendo entre risas.
     Arisu se levantó molesta y lo golpeó con su cartera. Él dejó de reír y se giró de forma brusca, acercándose molesto a Arisu.
     – ¡Qué haces! – el gesto de su rostro no demostraba enfado, lo que hizo que Arisu pudiera encararlo sin temor.
     – ¡No deberías reírte de las fobias de los demás! – replicó ella furiosa, mientras lo miraba fijamente con el ceño fruncido, llena de ira, aún con un ligero temblor de piernas.
     El chico se quedó callado, sin apartar la mirada. Juntó sus dedos pulgar y corazón delante de la frente de Arisu, y los soltó con fuerza, golpeándola entre las cejas. Arisu se echó hacia atrás, tapándose la zona del golpe con la punta de sus dedos. Él esbozó una sonrisa.
     – Deja de molestarme.
     Arisu era incapaz de decir nada. Estaba furiosa. Apretó sus puños con fuerza por no tirarle la cartera encima, y dio media vuelta hacia la puerta.
     – ¡Eres un idiota! – gritó desde la puerta, y después la cerró con un portazo.
     Avanzaba con un paso firme, sin ni siquiera fijarse en el camino que seguía. Tan sólo pensaba en lo mucho que odiaba a ese chico y a su estúpida sonrisa. De repente, se golpeó contra algo y, al intentar frenar, resbaló. Furiosa, golpeó con sus puños el suelo mientras maldecía aquello que tenía delante. Al abrir los ojos se encontró con un montón de papeles en el suelo, que se habían caído de un par de carpetas mal cerradas. Al levantar la mirada, se encontró con un chico que la miraba sorprendido.
     – Lo... lo siento – se disculpó Arisu, mientras recogía aquellos papeles, sintiéndose idiota por haberse caído.
     – Tr-tranquila – tartamudeó tímido aquel chico.
     Mientras recogía aquellos folios, Arisu vio en uno de ellos un dibujo de un gato durmiendo. Sin poder evitarlo, tomó aquella hoja y lo miró detenidamente. Casi sentía que podía tocar el pelo del animal. Entonces se dio cuenta de que aquel chico la estaba mirando y se sintió avergonzada.
     – Perdona – dijo ella tímida. Él rápidamente desvió la mirada a sus hojas esparcidas por el suelo – ¿Lo has dibujado tú? – le preguntó mientras le devolvía el dibujo.
     – Sí...
     – ¡Dibujas muy bien! Que envidia – Arisu sonrió. Él agradeció el cumplido con una leve sonrisa. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas, o quizá era que, al tener una piel tan blanca, el color de sus mejillas se notaba más.
     Una vez recogidas todas las hojas, ambos se levantaron. El chico se apartó su oscuro flequillo de la cara, y se disculpó por haberla hecho caer, disculpándose después Arisu por no mirar por donde iba. Al fijarse bien en él, su cara le resultaba familiar.
     – ¿Tú vas a mi clase? – preguntó confundida. Aún no se había quedado con la cara de todos sus compañeros.
     – S-sí. – respondió sin más. Por algún motivo parecía bastante tenso.
     – Y... ¿cómo te llamas? – ella lo miró, esperando a que continuara la conversación.
     – ¡Ah, perdón! – se disculpó él. – Es que no estoy muy acostumbrado a hablar con la gente de aquí aún, y no sé cuando hablar y cuando no – sonrió tímidamente.
     – Ya... créeme que te entiendo – rió Arisu.
     – Me llamo Daiki Narahashi. Mucho gusto.
     – Bueno, Narahashi, pues ya nos veremos en clase – Arisu se despidió educadamente, para no interrumpir más a aquel chico, y siguió su camino, ahora ya más calmada.
     Regresó al fin a su habitación. Chie estaba allí estudiando muy concentrada.


¡Pregunta!
Después de la tarde esta que has tenido, sientes unas ganas tremendas de hablarlo con alguien, y Chie es la persona que tienes más cerca (además que fue ella quien te dijo que podías ir a tocar el piano a la sala de música). ¿Lo hablas con ella?

  • ¡Sí! Necesito desahogarme con ella y que despotriquemos juntas contra ese idiota.
  • Es que ahora que me he calmado... pensar en ese tío me pondría de mala leche... Además está estudiando y no quiero molestarla.
  • Prefiero contárselo a Mayu durante la cena. Ella seguro que entiende mi frustración con ese chico òó
  • ¡Se lo cuento a Chie y luego a Mayu! ¡Me cabrea tanto que no puedo callarme!

¡Pregunta trampa! xDDD No sé si os acordáis que en la primera entrada expliqué que Arisu tenía una fobia... pero que no os dije a qué. Pues desde entonces tenía unas ganas tremendas de escribir esta escena xDDD ¡Sí! Odia las arañas, les tiene pánico, y lo ha ido a descubrir un pedazo de capullo... vaya por dios xD Pero bueno, ya ha conocido a otra persona más.....
Por cierto, que larga me ha quedado hoy xDD


© Hikari

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