Juego Imaginación

Publicado por Hikari | Etiquetas: | Posted On sábado, 10 de marzo de 2012 at 17:34

Hola hola!

Siento haber estado tanto tiempo sin escribir, pero es que he estado con cosas de la uni y luego durante la semana estuve con una migraña del copón. El estrés acabará conmigo... por suerte, ahora tengo dos semanas sin prácticas, así que podré descansar más =w=

En fin, recordaros que el concurso está en marcha! :D Podéis verlo todo en el botón del lateral que pone HikariTV jejeje Iba a hacer uno para el concurso, pero no sabía como hacerlo y digo, pues ná xD Algunos de vosotros ya me habéis enviado mail (en realidad, sólo una persona jaja), así que ya sabéis, podéis ir mandando cuando lo tengáis pensado ^^

Y nada, ahora vamos con el juego, que la semana pasada no hubo por los motivos del primer párrafo =.= Para compensar intentaré hacerlo más largo, a ver que saco de mis sesos dormidos jajaja (inyectando café vía endovenosa... xD)
  • Tuvimos un empate, pero como a Nana se le olvidó votar, y luego dejó su comentario, pues cuento su voto y así desempatamos jeje. Por lo tanto, Arisu no le contará nada a Mayu.
     Arisu vio a Mio hablando con Narahashi. Mientras hablaba con Mayu, su mirada se desviaba hacia los otros dos hablando. Intentaba disimular la sonrisa maliciosa que confirmaba que sus planes avanzaban por sí solos, aparentemente más rápido de lo que ella jamás habría pensado, ya que no se imaginaba que ninguno de ellos dos pudiera dar un paso para hablar con el otro sin haber un tercero. Pero conociéndolos de tan poco tiempo, estaba claro que había asumido cosas que podían no ser ciertas. "Mejor", pensó Arisu, porque eso quería decir que sólo había tenido que dar un pequeño empujoncito para que Mio y Narahasi conectaran.
     – ¿Me estás escuchando? – preguntó Mayu un poco molesta, chasqueando sus dedos delante de la nariz de Arisu.
     – ¿Eh? S-sí, perdona. Es que me he empanado un momento... – Arisu parpadeó tres veces seguidas rápidamente y sacudió la cabeza, para borrar momentáneamente a los otros dos de su cabeza. – Me hablabas de... – y movió sus labios entendiéndose claramente el nombre de Hayame.
     Mayu siguió explicándole a Arisu sus problemas amorosos. Arisu seguía pensando que el chico bebía los vientos por Mayu, pero su actitud era tan confusa que las hacía dudar a ambas.
     – Total... que no sé que pensar – dijo Mayu tras un largo suspiro.
     – Bueno, deja que las cosas sigan su curso... más no puedes hacer. O sí – dijo asintiendo ella misma en respuesta a sus pensamientos, mientras abría bien sus ojos y desviaba la mirada al vacío.
     Mayu la miró, y cuando Arisu la miró fijamente a los ojos tras un rato de reflexión interna sobre sus posibilidades, Mayu pudo ver a través de ella y entender claramente lo que pensaba.
     – ¡No le voy a decir nada! – exclamó de repente, alzando la voz más de la cuenta, y avergonzándose después por ello. Inmediatamente, al sentir la presión de las miradas de confusión de la gente de la clase, Mayu bajó el tono de voz. – Hasta que no vea algo claro no quiero decirle nada. Si me dijera que no luego me moriría de vergüenza.
     A Arisu le hacía gracia que la chica que siempre parecía tan lanzada en cuanto al resto del mundo se refería, cuando se hablaba de Hayame se volvía tímida y frágil. El profesor de matemáticas entró entonces en clase, y Arisu decidió terminar su conversación con Mayu encogiéndose de hombros y lanzando una sonrisa, que en conjunto significaba "Tú misma".
     – Bueno, chicos, – empezó diciendo el profesor Hiroyuki para iniciar la primera hora del día – recordad que la semana que viene tenéis los exámenes. Espero que estéis estudiando mucho.
     Un pequeño murmullo colectivo invadió el ambiente de la clase. Arisu cayó a altas velocidades de su pequeño mundo a la cruda realidad, bajando la cabeza y golpeándola contra la tabla de la mesa.
     – ¿Tan mal lo llevas? – escuchó que le preguntaba una vocecilla a su derecha. Giró la cabeza hacia Mio. Puso morritos y Mio sonrió divertida por la cara de Arisu. – Bueno... si quieres ayuda en matemáticas, Narahashi me ha dicho que me ayudaría con algunas cosillas, así que si quieres venir a la biblioteca esta tarde, seguro que no hay problema.
     La sonrisa tan sincera de Mio hacía que todo pareciera tan fácil que le daban ganas de aceptar de inmediato. Pero entonces pensó que quizá interrumpiría una situación que podría hacer avanzar sus planes. Se quedó callada, pensando, primero, en si ir o no ir, y luego en lo que podría pasar si no iba. Y como, quizá por el sueño, quizá por la necesidad de aclarar sus dudas en matemáticas, su mente no llegó a sacar ninguna escena que fuera indicativa de progreso amoroso, finalmente aceptó la oferta, siempre y cuando Narahashi estuviera de acuerdo.
     Aprovechando el todavía murmullo colectivo, Mio aprovechó para invitar a Arisu a comer ese día, al igual que hicieron el día anterior. Al parecer, ya tenía algo planeado, porque llevaba comida para las dos. O quizá, la comida que siempre tomaba con su hermano había decidido compartirla con ella, haciéndole gastar el dinero al chico en el pobre menú de la cafetería. Dudaba en si aceptar o no, pero de nuevo, se sintió absorbida por la inocencia que irradiaba, aceptando la invitación.
     Cuando llegó la hora, fueron a su escondite detrás de la biblioteca, y allí charlaban de todo un poco mientras comían. Lo que había preparado Mio no era nada particularmente especial, un almuerzo normal, pero su sabor era tan delicioso que lo hacía parecer un plato exquisito.
     – Ojalá Ebisawa nos enseñara a hacer cosas así en el club... – dijo Arisu con sus ojos cerrados y los palillos apoyados en sus labios, después de saborear un trozo de tortilla. – Desde el primer día que hablé con ella del club tengo la sensación de que no sabe cocinar. Las dos chicas se rieron. Arisu la miró y cambió de tema de manera no muy sutil. – ¿Seguro que está bien que vaya hoy con vosotros a la biblioteca?
     Mio se quedó un poco parada. Por la manera tan directa en la que había sacado el tema, tuvo que pensar durante unos segundos para que su cerebro procesara la pregunta de Arisu.
     – ¡No hay ningún problema! – exclamó Mio con su sonrisa de siempre – ¿Por qué ibas a molestar?
     Arisu no pudo pensar una respuesta conveniente para esa pregunta. Por suerte, algo hizo que se abandonara el tema de forma repentina.
     – ¡Ryoji! – exclamó Mio. Estaba en la ventana de la biblioteca, la misma por la que había saltado Arisu el día anterior, observándolas con una cara inexpresiva. Mio parecía molesta por su presencia allí.
     – Pobrecito, – dijo Arisu, mientras se llevaba otro trozo de comida a la boca. Sin haber terminado de masticar, prosiguió – igual echa de menos tu comida. Es como un perrito, le falta tener el bol entre los dientes.
     Arisu había visto el día anterior como Mio trató a su hermano, y decidió hacer una pequeña broma sobre él para aliviar el mal sabor de boca que se le quedó tras la aparición de Ryoji. Mio la miró y empezó a reír a carcajadas tras imaginarse a su hermano tal y como lo había descrito Arisu. Aún risueña, cogió una de las bandejitas de comida y fue hacia él. Arisu la miró como se marchaba, pero decidió no contemplar la escena de los dos, para que no hubiera malos pensamientos, por lo que siguió saboreando la deliciosa comida de Mio. Regresó tras un par de minutos, sonriendo divertida. Su hermano también se había marchado.
     – Me encanta tomarle el pelo – dijo con una ligera risa.
     Después de esto, siguieron hablando. Cuando sonó el timbre, recogieron todo y regresaron a clase. Iban por el pasillo charlando cuando Arisu pudo ver unos pocos metros por delante a Mayu, Sakura y el grupo de chicas. Sin saber por qué, le dio un vuelco el corazón. Recordó las palabras de Mayu "no creo que a las chicas les haga mucha gracia", refiriéndose a tratar con Mio y Narahashi.
     – Me adelanto, ¿vale? – su boca se movió sola, ni siquiera le dio tiempo a pensar las palabras correctas.
     Mio, sorprendida, finalmente asintió con su sonrisa de siempre, y Arisu pegó unos cuantos brincos hasta llegar a Mayu y el resto. No se sentía bien con eso, sabía que no había hecho lo correcto, pero no pudo controlar la situación. Pasaron por delante de un grupo de tercero. Arisu estaba sumergida en sus pensamientos, alicaída, sintiéndose mal por su comportamiento, cuando el murmullo de sus compañeras la hizo volver.
     – ¡Míralo, ahí está! – exclamó en voz baja Sakura.
     Entre el grupo de gente estaba Ryoji Fukuyama, el hermano de Mio, charlando con sus compañeros de curso. Entre ellos estaba Kaneko Uboshita, la chica de 3º que conoció Arisu el primer día en el club de cocina. Parecía llevarse bastante bien con Ryoji. "Quizá están saliendo" pensaba para sí, sin darse cuenta de que, al igual que el grupo de chicas con el que iba, estaba mirando en esa dirección. Estaba tan sumergida en sus pensamientos, que ni siquiera fue consciente de la sonrisa gentil que le regaló el hermano de Mio. Por suerte, el resto de chicas estaba allí para informar de lo sucedido, aunque con una visión demasiado subjetiva.
     – ¿Nos ha sonreído? – comentaban las chicas felices y nerviosas, llenas de la emoción del momento.
     – ¿Qué ha pasado? – preguntó Arisu, confusa, tras volver con el resto del mundo a la Tierra. Mayu se reía mientras comentaba, asintiendo con la cabeza, que sus amigas necesitaban un novio.
     Pasaron las horas, y Arisu se encontraba en la biblioteca con Narahashi y Mio, frustrada por los problemas de matemáticas que había sido incapaz de hacer el día anterior. Narahashi se liaba un poco con las explicaciones, no porque no supiera lo que hacía, sino porque buscaba la forma más sencilla de explicarlo y no encontraba las palabras. Pero tras un rato intentándolo, consiguió que Mio y Arisu solucionaran un par de problemas difíciles por ellas mismas.
     – Uah, Narahashi, qué bien – comentó Arisu aliviada –. Ayer te juro que me podría haber quedado calva intentando solucionarlo.
     – Me alegro, je, je – rió tímido, pero a su vez satisfecho por el trabajo bien hecho. – Esto... P-podéis llamarme Daiki si queréis – dijo, un poco inseguro de sus palabras. – Es que os veo que os llamáis por el nombre de pila, pero a mí me llamáis por el apellido. Es como... no sé, je, je.
     Las dos chicas se quedaron paradas, puesto que ninguna de las dos había pensado en ello. Quizá Narahashi no era tan tímido como Arisu pensaba, y era su lado sensible, que le hacía buscar siempre las palabras adecuadas para cada situación, lo que le hacía parecer tan introvertido.
     – Ningún problema – dijo finalmente Mio, con su sonrisa inocente habitual.
     – ¡Haberlo dicho antes! – exclamó Arisu más divertida que su compañera, con un tono de voz lo suficientemente alto como para llamarlo exclamación, pero lo suficientemente bajo como para que no le llamaran la atención en la biblioteca.
     Daiki seguía con sus explicaciones, cuando de repente, un estudiante se acercó por detrás de ellos.
     – Perdonad, ¿podéis bajar el volumen? Es que empieza a molestar...
     Mio se disculpó educadamente, aunque ella estuviera casi siempre callada. Daiki también se disculpó. Arisu se había quedado como sus compañeros se disculpaban, y ni siquiera había mirado todavía al chico. Cuando le vio la cara, un escalofrío recorrió todo su cuerpo. El chico estúpido que tocaba el violín en la sala de música, que tanto la hizo de rabiar, era el mismo que les había hecho callar.

CHAN CHAAAAN Os quejaréis de largo! xD Hay muchas cosas que he escrito que he pensado "Aquí vendría bien una pregunta", pero he seguido y seguido hasta que ha llegado él. No por nada en especial (ni siquiera tenía planeado que apareciera xD), pero como sé que os gustan estas cosas, pues eso jajaja

¡Pregunta!
Aquel a quien consideras algo así como tu enemigo ha tenido el valor de venir y mandaros a callar, cuando a penas levantabais la voz para hablar. Y encima con el tono prepotente de siempre. Tus amigos se han disculpado, pero a ti se te han atravesado las palabras en la garganta. ¿Qué haces?
  • Si piensa que va a recibir una disculpa por mi parte va listo. Yo sigo con lo mío y que se pire.
  • Le dedico mi mejor mirada, asesina, por supuesto, para que se note bien que LO ODIO A MUERTE.
  • Me disculpo con el mismo tono de prepotencia e indiferencia con el que me ha hablado él.
  • Me disculpo cortésmente para que se vaya y nos deje en paz.

Y nada, eso es todo jajaja


© Hikari

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