Juego de Imaginación

Publicado por Hikari | Etiquetas: | Posted On sábado, 7 de abril de 2012 at 16:29

Dad las gracias a mi madre... porque yo pensaba que era viernes xDD Pero bueno, aquí estoy para escribir la historia. AAAAAH!! Tengo muchas ganas de que avance!! ò///ó

  • ¡OH! ¡SÍ! ¡QUÉ MARAVILLA! Empate... Aaaahhh ¿lo hacéis aposta? ¡QUIÉN SE HA OLVIDADO DE VOTAR! jajajaja Yo opino como algunos de los que han comentado, los más imparciales son los padres. Yo quería que saliera la mamá T^T Pero bueno... hablará con Chie y el padre jeje
Me he tenido que hacer un pequeño calendario para saber por qué día de la semana va la historia, sino me tengo que leer siempre 4 o 5 (o más) entradas para saber por donde iba... Así lo tengo controladillo jajaja

     – Hey, Arisu... – Chie veía a Arisu tan diferente a como era habitualmente que no pudo evitar preocuparse. – ¿Estás bien? Estos días te ves algo – hizo una pausa contemplando la mirada perdida de Arisu – decaída. Y ayer cenaste conmigo y las del club... ¿Ha pasado algo?
     Arisu levantó la vista del libro de Historia, el cual, para ella, era como si estuviera en blanco, ya que era incapaz de centrar su mente en los estudios. Suspiró, y en ese aliento parecía que su alma viajaba y se le escapaba. Era igual desde su discusión con Mayu.
     – ¿Tú crees – Arisu quería saber si ella era la única persona que veía mal utilizar a los demás para conseguir su objetivo – que aprovecharse de alguien para llegar a ser popular está bien?
     – Hombre... para ser popular siempre te tienes que juntar con gente popular, ¿no? – Chie no entendía bien la pregunta.
     – No, no. Me refiero a utilizar a terceras personas para conseguirlo. Y después dejarlas de lado...
     – ¿Han hecho eso contigo? – empujó el suelo con los pies para dirigir su silla hacia Arisu.
     – No... – entonces recordó como Sakura quería también que se acercara a Mio sólo para llegar a conocer a Ryoji – O quizá sí... No sé.
     Chie no entendía muy bien si lo que decía Arisu le había pasado a ella o a alguien conocido. Parecía que quería hablar, pero las palabras por sí solas no salían, y tampoco quería andar indagando. Simplemente tomó su mano y le sonrió, esperando lograr calmarla un poco. Arisu notó esa muestra de afecto y se relajó.
     – ¿Te puedo hacer una última pregunta? – Chie asintió con la cabeza. Realmente, eso que estaban a punto de pronunciar sus labios era lo que la comía por dentro. – ¿Crees que está mal dejar de lado a una amiga sólo porque no te guste como ha actuado, o la gente con la que se junta?
     Todo empezaba a tener más sentido para Chie. Había alguien que había actuado mal, y Arisu se sentía mal porque la había dejado de lado por sus actos.
     – Si de verdad es tu amiga, puedes gritarle, enfadarte y explicarle que lo que ha hecho está mal, que, aunque le cueste, lo entenderá. – la mirada de Arisu pareció iluminarse con un destello. – Aunque, depende de la persona, claro...
     Tampoco quería darle falsas esperanzas, así que corrigió levemente sus palabras, aderezándolas con una sonrisa. Arisu le respondió también con una sonrisa agradecida.
     Arisu subió pronto de la cena con Chie y sus amigas. Aunque las palabras de Chie la habían calmado, seguía teniendo un come-come y seguía sin estar completamente calmada. Pensó en estirarse en la cama a descansar, pero al sentarse, vio a los pies de ésta la guitarra de su padre, sintiendo la necesidad repentina de oír su voz.
     – ¿Sí? – dijo la voz dormida de su padre al otro lado del teléfono.
     – ¡Perdona! ¿Te he despertado? – Arisu no había tenido en cuenta el cambio horario, y había llamado sin más.
     – Tranquila, cariño, de aquí poco iba a sonar el despertador... – su padre rió, para no hacerla sentir culpable. – ¿Qué te hace llamar? Pareces preocupada...
     Por mucho que lo intentara disimular ante él, por muchos quilómetros que los separaran, su padre siempre sabía ver a través de ella, y podía decir su estado de ánimo con el mínimo detalle que no encajara con su personalidad habitual. Al recordar esta habilidad de su padre, el corazón de Arisu se encogió, y las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos.
     – Papá... – entre sollozos, explicó toda la historia de Mio, Mayu y el resto de chicas. Él escuchaba sin decir nada, asintiendo para que notara que estaba ahí. – No sé qué hacer...
     – Por la experiencia de mi trabajo, te digo que hay gente que es capaz de hacer cualquier cosa por conseguir fama y fortuna – como productor musical, había visto muchas falsedades y corrupciones de gentes –, pero no todos ellos son malas personas. Aunque realmente esas chicas que dices no me gustan, Arisu. No te juntes con gente así.
     – Pero Mayu...
     – Bueno, esa Mayu no parece como las otras... pero estar con esas tías tan estúpidas no le hace bien.
     – ¡Papá! – a Arisu no le gustaba cuando su padre se metía con gente de su entorno, aunque pensara como él. – No digas esas cosas.
     – Bueno, bueno.– pudo escuchar una pequeña risa al otro lado del teléfono – Perdona. Bueno, si crees que esa chica vale la pena, habla con ella. Si lo entiende, bien, y si no, pues otra tonta como las demás.
     – ¡Que te acabo de decir! – Arisu suspiró mientras rodaba los ojos. Su padre reía de nuevo y se disculpaba. – Pues hablaré con ella cuando pueda.
     – Muy bien, cariño. Bueno, te dejo que me voy a duchar. Al final llegaré tarde. Cuídate, ¿vale?
     Arisu se despidió de su padre y se estiró en la cama. Pero tras unos segundos volvió a incorporarse, recordando esa guitarra que estaba a los pies de la cama. Como si al estirarse sus neuronas hubieran hecho contacto, unas notas surgieron de repente en su mente, y sentía la necesidad de tocarlas.
     Pinzaba las cuerdas de la guitarra con sus finos dedos. No era ninguna porquería lo que se le había ocurrido, pero sabía que era una melodía para piano, más que para guitarra. Aún le costaba componer música con ese instrumento. Repetía en su mente una y otra vez la melodía en su cabeza, y eran las cuerdas del piano las que resonaban en su mente.
     – Tengo que probarlo... – pensó Arisu en voz alta.
     – ¿El qué? – preguntó Chie. Había subido ya de cenar hacía pocos segundos, pero Arisu estaba tan concentrada que ni siquiera se había dado cuenta del sonido de la puerta al abrirse ni al cerrarse.
     – ¡Ah! U-unas notas que me han venido de golpe...
     Arisu le tocó el pequeño fragmento de melodía que se le había ocurrido. Aunque fueran pocas notas, a Chie le encantó, y la animó a seguir con la melodía.
     Por fin salió el sol, pero hasta que no sonó el despertador Arisu no se levantó. Era domingo, y por fin tenía el día libre. Sin embargo, al día siguiente empezaba la semana de exámenes, por lo que decidió levantarse pronto para aprovechar el día.



Aprovechar el día... o esa es la intención. Pero estudiar te da muchísima pereza. ¿Qué haces?

  • ¡Aunque me dé pereza! ¡Mañana tengo exámenes, no puedo perder el tiempo!
  • Esa canción de ayer quedaría tan bien al piano... si no lo hago yo, ¿quién la continuará?
  • Llamo a Mio y nos relajamos =w= . Total, lo que no me haya aprendido yo, ya no lo voy a aprender...
  • Necesito hablar con Mayu cuanto antes...


Y nada, eso es todo hoy xD Mirad bien las respuestas. ¡CON LUPA! Quien avisa no es traidor...



© Hikari

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