Juego de Imaginación

Publicado por Hikari | Etiquetas: | Posted On sábado, 28 de abril de 2012 at 16:18

Bueno, he estado a puntito de no actualizar hoy por falta de tiempo (es que mis amigos me hacen encargos con fecha límite y se me ocupa todo el tiempo). Y veremos si me da tiempo xD
El miércoles me dio ganas de escribir la historia, porque ya estaba muy clara la opción ganadora jaja

  • ¡Se va al aula de música!
     Las clases terminaron tras un aburrido día. Al ser lunes, el aula de música debía de estar libre, a no ser que estuviera aquel incordio de chico. Aún así, tenía muchas ganas de ir, ya que tocando el piano siempre se sentía mejor, y tenía la necesidad de liberar muchas emociones.
     Entreabrió la puerta del aula de música, y metió la cabeza para comprobar que no hubiera nadie dentro. Al ver que estaba despejado, entró como siempre feliz. Dejó su bolsa al lado del piano, y levantó con cuidado la tapa. En ese mismo momento, el aire se quedó atrapado en su garganta, al ver una enorme araña negra sobre sus teclas. Gritó, mientras se levantaba y huía hacia la otra punta del aula, pálida, intentando controlar el equilibrio. Entonces, una enorme carcajada se oyó desde detrás de los pupitres.
     – ¡Has picado! – decía, mientras reía sin control, aquel chico tan irritante – Tenía la intuición de que vendrías hoy, y no me he podido resistir. ¡Has caído pero bien!
     La cara de Arisu estaba descompuesta, no entendía qué pasaba. Se acercó poco a poco, con precaución, al piano. La araña que había sobre sus teclas no se movía, y cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella para apreciar que se trataba de una araña de plástico, sintió como un calor corría dentro de ella y encendía sus mejillas. Miró a aquel chico con furia y le tiró aquella araña de juguete.
     – ¡Serás idiota! – gritó Arisu. – ¿Sabes el susto que me has dado?
     Su corazón todavía latía fuerte por el pánico de sentir que una araña tan grande estaba cerca de ella. El chico, parado enfrente de ella, dejó de reír poco a poco, sintiéndose ligeramente culpable cuando miraba la cara de Arisu.
     Pensó en marcharse de allí y perderlo de vista, pero ella quería tocar el piano y era lo que iba a hacer, sin importar qué primate la estuviera mirando, por lo que se sentó en la banqueta del piano a esperar a que se fuera.
     – ¿Cómo te llamas? – el chico mostró interés en Arisu. Le parecía una chica extraña.
     – No es asunto tuyo  – respondió ella cruzada de brazos.
     El chico sonrió, y se dio media vuelta. Sacó el violín de su funda y se puso a tocar ignorando la presencia de Arisu, quien sintió rabia porque era él el que estaba tocando y no ella. Sin embargo, la dulce melodía de su violín, que contrastaba con su actitud, le hacía olvidar la ira y sentirse bien. Además, la canción que estaba tocando le traía muchos recuerdos. Sin casi control sobre su cuerpo, se volvió hacia el piano, y lo acompañó, haciendo que la melodía sonara aún más hermosa. El chico se sorprendió de que Arisu empezara a tocar con él, pero le gustaba como sonaban los dos juntos y siguió tocando, hasta que una nota lo desconcertó.
     – Te has equivocado – le dijo a Arisu. – Has hecho un fa y es un re.
     – ¿Cómo? – Arisu se volvió de nuevo hacia él. – Es un fa de toda la vida...
     – La partitura no dice lo mismo...
     Arisu no soportaba que le llevaran la contraria cuando sabía que tenía razón, así que se levantó para comprobar la partitura, y efectivamente, en ella había escrito un re.
     – Me da igual lo que ponga ahí. Escucha la canción, y verás que tengo razón – dijo ella, testaruda. La había tocado mil veces, y siempre la había tocado así.
     – A ver si te piensas que vas a saber más que las partituras del autor, señorita sabelotodo...
     Aquel chico hablaba con un tono de rintintín que irritó hasta las entrañas a Arisu. Cogió su bolsa del suelo y se dispuso a marcharse del aula, como siempre, molesta.
     – ¡Tú sí que vas de listo! – abrió la puerta del aula y se volvió para dirigirse a él por última vez. – ¡Y me llamo Arisu, idiota!
     Cerró la puerta de golpe, mientras escuchaba como aquel chico decía "¡Que pena que no sea asunto mío!". Realmente conseguía sacarle de sus casillas, pero esta vez lo que más rabia le daba era el pensar que había estado tocando mal durante tanto tiempo una canción que tanto le gustaba.
     En cuanto llegó al dormitorio llamó a su madre, para que revisara los libros de partituras que tenía guardados allí en casa de su tía.
     – ¡Ja! ¡Sabía que tenía razón! – exclamó Arisu llena de satisfacción – El muy tonto tiene mal la partitura.
     La madre, llena de curiosidad, le pidió que le explicara quien era ese tonto, y Arisu no tuvo más remedio que contarle toda su historia. Pero, aun con la rabia que le explicaba a su madre todo lo sucedido, a ella sólo le interesaba una cosa.
     – Y este chico... ¿Cómo es? ¿Es guapete?
     – Ay, mamá, yo que sé... – ni siquiera había llegado a fijarse bien en su aspecto físico. Y cuando intentaba recordar cómo era, ese carácter que tanto odiaba siempre distorsionaba su imagen.
     El día siguiente fue otro largo y aburrido día, en el que todavía no se habían publicado las notas de los exámenes.
     Por la tarde debía ir al club de cocina. Le daba mucha pereza, pero pensó que por lo menos allí se distraería y que luego podría comer algo dulce. El plan de ese día era hacer cupcakes de fresa. No parecía muy difícil, y la pinta que tenían en la foto que trajo Ebisawa era realmente buena. Estaba muy confiada haciendo los cupcakes, ya que tenía el presentimiento que no quedarían tan dulce como los muffins. Sin embargo, a la hora de colocar la crema no le salía para nada como debería.
     – ¿Quieres que te ayude? – se acercó Uboshita, que estaba a su lado, cuando vio que tenía problemas. – Has hecho el agujero demasiado grande, por eso no sale bien.
Con la ayuda de Uboshita consiguió que quedaran bonitos, no tanto como los de la foto, pero se veían apetecibles.
     – ¿Esos son los tuyos? – preguntó asombrada al ver la buena pinta que tenían los cupcakes que hizo Uboshita. Ella asintió un poco avergonzada, pero a la vez se le veía orgullosa. – Si fuera chico creo que con sólo ver uno de esos ya te pediría que te casaras conmigo...
     Arisu soltó ese comentario sin pensar, y Uboshita inmediatamente se echó a reír. No sabía que hubiera hecho un comentario tan divertido, pero al verla reír tan alegre se le contagió la risa.
     – Ojalá tuviera a un chico a quien dárselos antes de que me pidan matrimonio – dijo una vez se calmó un poco.
     – Yo pensaba que salías con el hermano de Mio – Uboshita de repente se sonrojó, mientras negaba toda relación con Fukuyama. Arisu se disculpó por su comentario.
     El club finalizó, y Arisu se vio con un par de cupcakes entre sus manos.


¡PREGUNTA!
No hay mucha explicación... ¿Con quién compartirás los cupcakes?

  • Con Chie, que no le debe de quedar mucho para salir de básquet.
  • Con Mayu, que casi no he hablado con ella estos días.
  • Con Mio, que quiero que pruebe algo que he cocinado yo.
  • Con Uboshita, por haberme ayudado.
Bueno... no soy yo quien quiera trucar encuestas ni nada... pero... ¿recordáis lo que pasó hace 1-2 entradas? Pues si lo recordáis, quizá podáis conocer a alguien nuevo.
"HACE DOS ENTRADAS PASARON MUCHAS COSAS!!!!"
Ya, bueno, no os lo puedo dar todo hecho... juas xD



© Hikari

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