Juego de Imaginación

Publicado por Hikari | Etiquetas: | Posted On sábado, 2 de junio de 2012 at 17:07

Bueno, si os preguntáis por mí, ando dejándome las dioptrías estudiando, y sobretodo haciendo trabajos, desbordada de alegrías por todos lados, pegando patadas a las paredes y con un instinto asesino crónico, por lo que creo que ahora sólo una bala de plata podrá acabar conmigo... Hikari will never be the same.
En fin, chorradas (que no mentiras) a parte, siento el retraso y mi ausencia por estos lares. Empecé a escribir la entrada, pero mi inspiración está por ahí perdida, marginada en alguna esquinita de mi cerebro, intentando no participar en la ruleta rusa a la que juegan mi personalidad, mi memoria y mi intelecto (un día tengo que hacer una historieta sobre esto, que ya me la imaginé el otro día xD), por eso empiezo a soltar cosas tan raras, por eso el instinto asesino, y por eso... eso xD

En fin, intentaré escribir algo potable, sin que muera nadie. No sé si es esta vez, o la siguiente, lo que pase malo no es culpa de mi estado de ánimo, es culpa vuestra xD (de verdad, eh, por las contestaciones que habéis ido dando).
¡Resultados!
  • Arisu lo echará de clase aceptando su petición.


     Todo el mundo parecía estar pendiente de la respuesta de Arisu, quien estaba rígida, sonrojada y con un nudo en la garganta que le impedía hablar.
     – ¿Le estás pidiendo que salga contigo? – preguntó Mayu curiosa y burlona, pero sintiendo vergüenza también por aquella declaración tan repentina.
     – ¿Qué? ¡No! – exclamó Harada. Arisu se volvió tensa hacia Mayu, pensando en cómo podía preguntar algo así. – Le estoy pidiendo que...
     – ¡Ah, vete! – Arisu no soportaba más la presión de las miradas de sus compañeros. Aunque sabía que la situación no era lo que todo el mundo creía, estaba realmente nerviosa.
     – ¿Pero me ayudarás? – Harada seguía insistiendo, aún cuando Arisu lo echaba a empujones de su clase.
     – ¡Que sí, que te ayudaré, pero lárgate ya!
     – ¡Gracias! – parecía muy feliz cuando Arisu aceptó. Se volvió hacia ella, con una sonrisa llena de alegría, y se largó corriendo de la clase para que Arisu no lo acabara abofeteando.
     Los compañeros empezaron a preguntar sobre lo sucedido, y ella tuvo que explicar la situación para que no se crearan rumores extraños y, sobre todo, equivocados, sobre todo aquello. A pesar de sus explicaciones, Mayu se seguía riendo.
     – ¿No me digas que es este tu chico? – preguntó divertida, en un tono de voz bajo para que sólo Arisu la escuchara.
     – ¡Que yo no tengo chico! ¡Cuantas veces te lo tengo que repetir! – Arisu golpeó la mesa. Seguía tensa por todo aquello, y era incapaz de controlar sus emociones, lo que causaba una risa tonta sobre Mayu.
     El resto de la mañana pasó tranquila. Por el mediodía, como cada día, Arisu fue a comer con Mio, quien le preguntó nuevamente por Harada y lo sucedido en clase.
     – ¿Ese es el que se reía de ti? – preguntó Mio. Parecía molesta por el mismo motivo que Arisu. – ¡Y encima te pide ayuda! ¡Qué morro!
     – Ya... Le he dicho que sí un poco para que me dejara en paz, pero... – Arisu había estado pensando sobre ello toda la mañana – Realmente me apetece, ¿sabes? Hace mucho que no toco el piano delante de gente, y él toca muy bien el violín...
     – Yo quiero oírte tocar – dijo con una sonrisa dulce. – Si ha insistido tanto contigo es porque has de tocar genial, ¿no? ¡Yo quiero oírte!
     – ¿Tocas el piano? – dijo una voz, que apareció justo por detrás de Arisu. Era el hermano de Mio, que había venido buscando su deliciosa comida.
     – ¡Qué pesado! ¡Vete con tus amigos! – replicó Mio. A Arisu le hacía mucha gracia ver a esa pareja de hermanos, tanto que a veces deseaba tener ella uno.
     Ryoji se quedó con ellas un buen rato durante el descanso. Al parecer llevaba mucho tiempo sin hablar con su hermana, y decidió ir a verla, aunque tuviera compañía. Arisu rió mucho con todas las anécdotas de profesores que contó y las discusiones con su hermana. Tenía que ir al lavabo, así que dejó a los hermanos solos y se marchó.
     Al salir del lavabo, se topó con Sakura y el grupo de chicas, incluyendo a Mayu. Arisu saludó con la cabeza y pretendió salir de allí, pero las chicas la pararon.
     – Hace ya unos días que no hablamos – dijo Sakura. – ¿Cómo te va todo?
     – Bien... Liada con mis cosas – respondió Arisu, riendo tímida.
     – ¿Has comido con Mio hoy? – Arisu asintió con la cabeza. – Porque Fukuyama ha salido de la cafetería hoy para ir a comer con su hermana.
     – Si que lo tenéis controlado – comentó Arisu, intentando huir de allí. Se sentía como una gacela frente a una manada de leones, a punto de ser devorada.
     – Las clases están a punto de empezar, será mejor que vayamos tirando para clase – dijo Mayu, en un intento fallido de alejarlas.
     – ¿Cuando nos lo vas a presentar?
     Todo estaba en silencio. Ellas esperaban su respuesta, y Arisu deseaba un milagro para poder salir de allí. No podía presentárselo, no podía fallar a Mio.
     – Presentaos vosotras mismas. Yo no tengo por qué hacer de intermediaria – Arisu se dio media vuelta intentando salir de allí, cuando de repente Sakura la tomó de la muñeca.
     – ¿Por qué nos hablas así? Pensaba que éramos amigas... ¿No nos vas a hacer ese favor?
     – ¡Suéltame! – exclamó Arisu, soltándose de la mano de Sakura con un movimiento brusco. – Yo no tengo por qué presentaros a nadie. Ni siquiera lo conozco.
     – Otra como Mio... – comentó una chica del grupo. – Con lo bien que nos portamos con ella.
     – Ya no puedes fiarte de nadie – las chicas iban hablando, mientras Arisu soportaba la mirada fija de Sakura.
     Buscó la mirada cómplice de Mayu, esperando su apoyo, pero lo único que hizo fue desviar la mirada mientras las chicas decían cosas horribles sobre ella.
     El timbre sonó y la gente empezó a aparecer por los pasillos. "No vales nada" dijo Sakura justo antes de alejarse con sus amigas. Mayu las siguió, cabizbaja, sabiendo que su comportamiento no había sido correcto, dejando atrás a Arisu, de pie, con la cabeza llena de sentimientos que a su vez le impedían pensar. Mio se la encontró en el pasillo, y le habló un par de veces, hasta que Arisu pudo reaccionar. Sonrió, como si nada pasara, y volvieron las dos a clase.
     Intentó sonreír tanto como pudo durante las clases de la tarde. Y al salir, Mayu intentó hablar con ella, pero Arisu corrió hacia el club de cocina.
     Estaban haciendo galletas. Arisu amasaba con fuerza la masa, llena de emociones que eran imposibles de controlar.
     – No tan fuerte, Iwakura – dijo Uboshita, a su lado.
     Arisu frenó en seco.

Estás al borde del colapso, no entiendes lo que ha pasado. Ya no sabes en quien confiar y en quien no. Ya  no sabes si lo que haces está bien o no. Has perdido el control de tus emociones. ¿Qué haces?
  • No puedo soportarlo más. Rompo a llorar a mitad del club.
  • Sonrío como si nada pasara, lo que a mí me pase no tiene por qué afectar a nadie.
  • Golpeo la masa con más fuerza. Necesito desahogarme de algún modo.

Era hoy xD

© Hikari

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