Juego de Imaginación

Publicado por Hikari | Etiquetas: | Posted On martes, 21 de agosto de 2012 at 16:52

Heeeeeeeeyy! jaja Bueno, ya hace mucho que no me paso así para escribir, pero es que realmente estar encerrada en casa no me da mucha inspiración que digamos jaja Me he dedicado a fundirme las neuronas jugando a la play xDD Pero hoy, por X o por Y me ha dado por encender el ordenador, cosa que tampoco hago desde hace una semana. Quizá porque ayer estuve escuchando música con mis cascos :') Estaba intentando ser buena y hacer caso al médico, pero yo necesito que la música me acompañe adonde quiera que vaya... Así que, SORDERA! ALLÁ VOY! xDDD

En fin, respuesta!

  • Sabemos que Arisu no es del tipo de chica que se lanza (más que nada porque decidisteis que sería una chica introvertida jaja). Así que Arisu dudará entre si se lo da o no... Lo que quiere decir, que la decisión es mía xDD No había pensado en eso jajaja

     Manabe la miraba con esa sonrisa suya que parecía que podría conquistar el mundo entero solo con eso. Aún así dudaba. No quería que la hicieran sentir como un perro abandonado, ni que se rieran de ella, pero, de algún modo, era divertido estar con él.
     – ¿Por qué te lo tendría que dar? – Arisu intentaba mantenerse firme ante él, para que no la volviera a absorber.
     – Porque soy encantador – Manabe acercó su rostro peligrosamente al de Arisu, quien se echó involuntariamente hacia atrás. Él rió – No, en serio. Prometo que seré bueno.
     A pesar de sus intentos, Arisu seguía mostrándose reacia, así que Yoshi decidió hacer alarde de su mejor cualidad, el sigilo. Para cuando Arisu se pudo dar cuenta Manabe tenía su móvil entre las manos, copiándose el número.
     – Pero... cómo... ¡Devuélvemelo! – Arisu saltaba, pero Yoshi era bastante alto, y cuando estiraba los brazos hacia arriba conseguía un refugio para los móviles al que Arisu no podía llegar. Finalmente Manabe le entregó su teléfono y recibió, a cambio, un puñetazo en el brazo con toda la fuerza que Arisu pudo sacar en aquel momento. – ¡Idiota!
     Subía las escaleras del dormitorio furiosa, apretando fuerte el móvil entre sus dedos, cuando de repente este sonó. "Q guapa stas cuando t nfadas! Pro m prdonars, vrdad?". Arisu arqueó una ceja al leer el mensaje. Había algo más escrito tras muchos espacios de separación. "Verdad? :D".
     – Idiota... – murmuró Arisu tras soltar una pequeña carcajada.
     Arisu decidió no contestar a sus mensajes, al fin y al cabo, seguía enfadada con él. Pero al parecer no era la única furiosa con ese asunto. En cuanto abrió la puerta de su habitación, Chie la asaltó.
     – ¿Es verdad que Yoshi te ha secuestrado después de las clases? – preguntó muy enfadada, cogiendo firme a Arisu por los hombros.
     La luz del día se apagaba mientras Arisu le explicaba todo lo sucedido a Chie. A la mañana siguiente, un mensaje de texto la hizo volver a la tierra mientras deambulaba por el pasillo hacia su clase. "Buenos dias! Sabs Hiroyuki, l d istoria? Dicn q a vuelto a su adolscncia! jaja". Era un nuevo mensaje de Manabe, al cual no le encontraba ni sentido ni gracia.
     – ¡Buenos días! – exclamó Mio desde atrás, brincando para alcanzarla. Arisu se paró a esperarla para entrar juntas en clase.
     – Eh, Mio. ¿Sabes qué ha pasado con el profe de historia? – preguntó Arisu curiosa. Tal vez ella había oído algo. Pero Mio negó con la cabeza.
     Pronto se resolverían sus dudas, porque a segunda hora de la mañana tenían clase con el profesor Hiroyuki. Aún así, no podía evitar que la curiosidad se apoderara de ella.
     – Hoy estoy un poco afónico, así que tendréis que estar en silencio para oírme bien – explicó el profesor Hiroyuki, mientras su voz bailaba entre los agudos y los graves.
     – Ah... a eso se refería... – murmuró Arisu con una leve sonrisa.
     Conforme iban pasando los minutos, las subidas y bajadas de la voz del profesor eran cada vez más exageradas, y por culpa del mensaje de Manabe, Arisu no podía casi aguantar la risa imaginando al profesor con la cara llena de granos y con ropas holgadas, haciendo el símbolo de victoria.
     – Arisu, hay un chico preguntando por ti fuera... – le comentó una compañera. Arisu estaba con la cabeza apoyada en la mesa, reponiéndose del esfuerzo de aguantarse la risa.
     Se levantó, pensando si sería de nuevo Manabe, pero en su lugar estaba Kazuki Harada, el chico de la sala de música. Mayu se asomó con disimulo y al ver quien era cogió a Mio del brazo y tiró de ella hacia la puerta, porque si eran dos las que cotilleaban ya no se sentía tan mal.
     – ¿Cuándo piensas ayudarme? – estaba de brazos cruzados, mirándola con el ceño fruncido. El Harada amable y suplicante ya había desaparecido.
     – Yo que sé, cuando tú me digas, que para eso eres el que... – ya había olvidado la promesa que le había hecho, y Arisu suspiró agotada.
     – Hoy el aula está libre – pronunció casi sin inmutarse.
     – Hoy tengo club... – Arisu también se cruzó de brazos. Se sentía amenazada con esa mirada tan penetrante que tenía Harada.
     Kazuki rodó los ojos y suspiró.


¡Qué pesado! Harada parece tener mucha prisa por practicar, pero oye, tú también tienes tu vida. Aunque... la verdad es que se lo prometiste. Empiezas a pensar las opciones que tienes...

  • Me salto el club... por un día no pasa nada.
  • Quedar después. Si tiene que ser hoy pues que se espere.
  • Quedamos otro día, con el club y todo... voy a acabar reventada.



© Hikari

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