Juego de imaginación

Publicado por Hikari | Etiquetas: | Posted On domingo, 16 de septiembre de 2012 at 18:55

TENGO TAAAAAANTO SUEÑOOOOO!! Pero bueno, dije que lo publicaría hoy y hoy lo publicaré... no prometo nada de la historia xD

  • Bueno, por 2/3 Harada se tendrá que esperar a que Arisu salga del club.
Y bueno, decir que NO OS PREOCUPÉIS, QUE LOS PERSONAJES ESTÁN TODOS AHÍ! xDD Es que si me decís "Este no sale" cuando yo tenía pensado sacarlo es como si "veeenga va, lo haré porque me lo piden pero..." Y NO! jajaja Tranquilos, todos tienen su momento...


    Pensando en lo que podría hacer, llegó a la conclusión de que si él le exigía que fuera hoy, la hora realmente no importaba. Ella tenía sus obligaciones con el club, y no quería empezar faltando ya desde el principio, y menos por hacerle un favor a un chico que le daba bastante igual.
    – Espérame después del club... – le pidió ella. – Intentaré salir antes.
    Harada suspiró sin decir nada, y mientras se marchaba le indicó que fuera al aula de música en cuanto pudiera. Arisu infló sus carrillos mientras resoplaba, cansada de tener que lidiar con ese chico, y preguntándose por qué le diría que sí. Se giró para volver a clase, y se encontró asomados en la puerta a Mayu, Mio y también Daiki, quienes se escondieron rápidamente dentro del aula cuando sus miradas se cruzaron.
    – ¡Qué cotillas sois! No se puede tener conversaciones privadas con vosotros... – replicó ella.
    – ¡A mí me han llamado estas dos! – se excusó Daiki, intentando quitarse parte de culpa, aunque sentía curiosidad por saber de qué hablaban. Él ya había visto a ese chico antes en la biblioteca.
    – A-a mí me ha arrastrado Mayu... – Mio se sentía mal por espiar a Arisu, e intentó exculparse también.
    – ¡Oh! Qué más da  – Mayu, como cabecilla de aquel pelotón de espionaje, asumía su responsabilidad, pero sin muestras de arrepentimiento – ¡Si luego nos lo hubieras contado! ¿Qué te ha dicho? ¿Se te ha vuelto a declarar?
    – ¿¡Se te declaró!?  – preguntó Daiki sorprendido. Aquel interrogatorio ponía nerviosa a Arisu e hizo que sus mejillas se tiñeran de rojo.
    – ¡No! ¡No inventes Mayu! – la cabecilla reía viendo la cara sonrojada de su amiga, mientras ésta la golpeaba en el brazo. – Él me pidió ayuda para un recital, y aún no sé por qué le dije que sí...
    – Oh, porque es muy mono... – contestó Mayu en su lugar, sabiendo que aquello pondría aún más nerviosa a Arisu. Era divertido.
    En ese momento Arisu recibió un mensaje al móvil, de nuevo de Manabe. Tan solo era una carita sonriente. No entendía a qué venía, pero la hizo sonreír. Mayu, cotilleando el móvil, vio que el remitente era el chico del club de baloncesto, el número 4. Miró a Arisu con una sonrisa divertida, haciéndola sentir de nuevo avergonzada.
    – ¿No me digas que es otro chico? – preguntó Daiki curioso, y sorprendido de que la chica nueva tuviera tantos pretendientes.
    – ¡Arisu es una rompecorazones! – exclamó Mio. Aquella situación le parecía muy divertida, y se sentía feliz de que su amiga se llevara tan bien con tanta gente. Con sus pulgares levantados, hacía pequeños movimientos repetitivos a ambos lados.
    – ¿Qué haces? – aquella imagen le resultaba algo ridícula a Mayu. Parecía como una niña pequeña.
    – El... baile de la alegría... – dijo frenando poco a poco su danza, avergonzada.
    – ¡Oh! ¡Genial! – Daiki reía mientras imitaba los movimientos que había hecho antes Mio – Arisu rompecorazones – canturreaba a la vez que bailaba, uniendosele otra vez Mio.
    Arisu y Mayu los miraban sin palabras. Les daba algo de vergüenza, pero parecían tan felices que incluso a Mayu le entraron ganas de entrar en su ridículo pero feliz juego. "El uno para el otro" pensó Arisu al verlos bailando de esa manera.
    El resto del día pasó con normalidad. Aquella tarde en el club su tarea principal era decorar un pastel utilizando la manga pastelera. Tras hornear un bizcocho sencillo, hicieron el glaseado y rellenaron la manga. Ciertamente era más difícil de lo que parecía, y viendo el suyo comparado con el de Uboshita sentía que no había ninguna posibilidad para que su pastel luciera bien.
    – Tranquila, es todo cuestión de práctica – intentaba animarla Uboshita, viendo la cara de decepción que tenía al mirar su pastel. – Ya verás como si sigues practicando saldrá bien.
    Siempre debía ser Uboshita la que consolara a Arisu por los resultados que conseguía en la cocina. Viéndola todo parecía tan fácil...
Abrió la puerta de la sala de música. Todo estaba ambientado por la música del violín de Harada.
    – ¡Por fin llegas! – replicó él, ante la tardanza de Arisu, que ignoró sus palabras y siguió arrastrando los pies hasta el piano, dejando su bolsa y la caja con el pastel que había hecho, que una vez más no había sido lo bastante bueno para Ebisawa para que se lo llevara con ella. Aunque siempre le hacía ilusión poder compartirlo con alguien, sentía que no mejoraba. – ¿Qué te pasa?
    – Nada... – respondió ella. Le daba vergüenza reconocer ante él que se sentía frustrada por no poder decorar un pastel. – Dime qué quieres que haga.
    Estaba extrañamente apática. Harada siempre había pensado de ella que era como un terremoto de nervios, pero el verla así se le hacía raro.
    – El recital es la semana que viene. Siento que sea tan repentino, pero es que mi compañero me falló y necesitaba encontrar a alguien capaz – explicaba él. Mientras veía a Arisu sentada en la banqueta del piano, la caja junto a ella le llamó la atención. – ¿Has traído la merienda?
    Justo después de formular aquella pregunta, Arisu recuperó el nervio al que Harada estaba acostumbrado, y aquello hizo que sintiera curiosidad en saber qué había dentro de aquella caja. Después de los intentos desafortunados de Arisu por evitar que se acercara, de algún modo consiguió hacerse con la caja.
    – Está bastante bueno... – dijo tras robar un pequeño bocado. No había siquiera mencionado nada de su aspecto. Eso le importaba bien poco. – ¿Lo has hecho tú?
Arisu no contestó, sólo le arrebató la caja de las manos y la volvió a dejar en un rincón junto a su bolsa.
    – Estábamos hablando del recital... – comentó con una voz nerviosa. Por algún motivo le había hecho ilusión que le gustara lo que había hecho.
    – Bueno... – Harada se encogió de hombros al ver la reacción de su compañera. – Tengo que tocar la sonata número 18 en sol mayor de Mozart en el recital que hace el conservatorio... Y necesito a alguien lo suficientemente hábil con el piano para seguir el ritmo.
    – ¿Por qué no le pides a alguien del conservatorio que te ayude? –no tenía ni idea de que Harada asistiera a un conservatorio de música, pensaba que sólo era un miembro de la banda del colegio.
    – Digamos que soy muy exigente escogiendo compañeros... – desvió la mirada hacia un lado un poco avergonzado – y tampoco conozco a nadie...
    – ¿Y por qué yo? – A ella tampoco es que la conociera especialmente, pero no había tenido ningún reparo en solicitar su ayuda – No es que no quiera ayudarte, pero me sorprende que me pidas ayuda.
    Harada se quedó callado, sin saber qué contestar. Él sabía la respuesta, pero le daba vergüenza reconocer algo como aquello, porque no era de los solían hablar de sentimientos y esas cosas. Pero, ante la mirada expectante de Arisu, decidió confesarle el por qué había pensando en ella.
    – Tu música... me gusta. No sé cómo, pero cuando tocas el piano todo parece... mejor.
    Arisu sonrió, recordando como le decía esas mismas palabras a su padre, y sintiéndose orgullosa de poder haber conseguido los milagros que creía que hacía él.



Podrá ser todo lo maleducado y pretencioso que quiera, pero las palabras de Harada consiguen llegar al corazón de Arisu, haciéndola volver a sentir la pasión por la música. Quizás sólo la adulaba para que le echara un cable, pero aún así esas palabras la hicieron sentir bien. ¿Qué le respondes?

  • Le devuelvo el cumplido, porque su música también me parece maravillosa.
  • Le doy las gracias y seguimos con lo nuestro.
  • Intento que no se me suba a la cabeza y le digo que avancemos.

Y ya está, no sabía qué decir y el sueño y la música clásica me han llevado a este punto xDDD
¡Ah! Quitaré la confirmación de comentarios para que la pobre Nana no sufra tanto con los captchas xD


© Hikari

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