Juego de imaginación

Publicado por Hikari | Etiquetas: | Posted On sábado, 29 de octubre de 2011 at 12:33

Bien, otro sábado estamos aquí con el juego de imaginación :D Recuperemos la rutina de los sábados jeje Bueno, el resultado de esta semana:

  • Al principio era la música... pero luego cocina avanzó. Y tras unos días de empate-desempate-empate, por fin ayer por la noche desempató (menos mal), y antes de que apareciera otro amante de la música, y a menos de dos horas de terminar la encuesta, decidí cerrarla para no tener que decidir yo. Así que Arisu hará cocina :D
Así que nada, vamos al lío!

      Arisu despertó, por segundo día, en el dormitorio de aquel nuevo colegio. Aún se sentía extraña al abrir los ojos y ver una habitación a primera vista desconocida, pero se decía para sí misma que todo era cuestión de acostumbrarse.
      Fue al instituto hablando con Akimoto, y en la puerta de sus respectivas clases  se separaron. Arisu entró en clase, pero pocas personas estaban sentadas allí dentro. Dejó sus cosas en su asiento y saludó a Fukuyama a su lado, quien estaba leyendo un libro.
      – ¿Qué lees? – preguntó Arisu, intentando ser amable. El aire de soledad que rodeaba a esa chica la atraía. La sentía como una niña pequeña que se había perdido.
      – Pues – dijo la chica un poco sobresaltada. Parecía no estar acostumbrada a que la gente le hablara sin más –, es un libro para el club de literatura. Ahora estamos con el género de terror, así que estoy leyendo IT.
      – Ese es de Stephen King, ¿no?
      – ¿Lo has leído? – dijo Fukuyama entusiasmada. Sus ojos brillaban de emoción. Parecían gustarle realmente los libros.
      – No... – contestó Arisu con mal sabor de boca. Se sentía, por algún motivo, como si estuviera rompiendo sus ilusiones. – Pero he visto la película.
      Las dos chicas estuvieron hablando un rato sobre libros, y sobre sus adaptaciones cinematográficas, pasando un buen rato.
      – Por cierto, si quieres – decía Fukuyama, algo tímida – puedes llamarme Mio.
      Mio, ese nombre empezó a dar vueltas en su cabeza. "La tonta de Mio" recordó que dijo Mayu el día anterior. Sin poder contestar se la quedó mirando fijamente por unos instantes, lo cual hizo incomodar a Fukuyama, que sentía que no había hecho bien al pretender que la llamara por su nombre de pila. A pesar de lo que dijera o pensara Mayu, Fukuyama no le había parecido una niña tonta, y si ese era el caso, seria ella quien debiera descubrirlo, así que decidió darle una oportunidad.
      – Claro – dijo Arisu con una sonrisa. – Tú puedes llamarme Arisu si quieres.
      Siguieron hablando otro rato mientras el resto de alumnos iba llegando. Apareció Mayu por la puerta, desperezándose. Al verla, Mio regresó a su libro, aislándose nuevamente del mundo. Arisu, extrañada, miró hacia la puerta y vio allí a Mayu, saludándola con una sonrisa. Al pasar por al lado de Mio, golpeó su mesa con el pie, haciendo que la tabla de la mesa golpeara a la chica.
      – Uy, perdón – se disculpó Mayu. Arisu se fijó en el tono de voz, que no parecía un tono de arrepentimiento, sino más bien de burla.
      Mio no hizo nada, siguió leyendo su libro, sin apartar la vista de él. Al fijarse bien en su rostro, Arisu pudo ver en Mio unos ojos tristes. Pareció comprender lo que pasaba entre aquellas dos.
      Llegó la hora de la comida, y Mayu la invitó, como el día anterior, a comer con ellas. Pero Arisu se disculpó, porque quería ir a hablar con la tutora sobre los clubes.
      Llamó a la puerta de la sala de profesores, y encontró a Ebisawa charlando muy próximamente con un hombro que, tal y como vestía, parecía ser el profesor de educación física.
      – ¡Ah, Arisu! ¿Querías algo? – preguntó Ebisawa sobresaltada. No la había visto entrar, y la sorprendió verla allí de repente.
      – Quería preguntarle sobre los clubes... – Arisu intentaba aguantar la risa. Parecía que le había cortado el rollo a su profesora. – Me gustaría unirme a alguno, pero aún no lo tengo muy claro.
      – Ah, muy bien, muy bien – repetía una y otra vez, mientras buscaba sobre su mesa un papel con la información de cada club. – ¿Te han informado de las opciones que tienes?
      – Sí. La verdad es que dudo entre dos: Música y Cocina.
      – Ah, música es un club muy bonito. ¿Sabes tocar algún instrumento? – preguntó curiosa Ebisawa.
      – El piano. Y un poco la guitarra.
      – Hm – Ebisawa parecía estar pensando en algo, y su cara era portadora de malas noticias –. ¿Y no sabes tocar ningún otro? Es que pianista ya hay... Aunque siempre podríais tocar a dos manos – decía con una sonrisa, intentando darle la posibilidad de que se uniera al club.
      – Ah. ¿Y cocina? – preguntó Arisu, ya que todavía no le había dado información sobre el club.
      – Pues nos reunimos los martes, miércoles y viernes y voy trayendo recetas para probar cosas nuevas. ¡Ah! Bueno, hablo en primera persona porque yo soy la tutora de ese club – rió tímida Ebisawa.
      El que hiciera tanta publicidad del club de música en vez del suyo que era el de cocina, hizo pensar a Arisu que tal vez no tenía mucha idea sobre cocina y que había acabado en ese club de rebote. Eso le llamó la atención, y le pareció que podría ser divertido. Así que decidió unirse a ese club. Ebisawa le entregó la solicitud de entrada al club, y, tras rellenarla, Arisu fue a comer algo antes de empezar las clases de nuevo.
      El día pasó y Arisu regresó al dormitorio. Llegó a su habitación y dejó las cosas. Akimoto todavía no había vuelto. Se relajó un rato llamando a su madre, para contarle como iban las cosas, y después de colgar, se sentó en la silla para hacer los deberes. Cuando estaba apunto de empezar, Akimoto apareció por la puerta. Estaba alicaída y, nada más entrar, se tumbó en la cama. Arisu sintió que aquel no era el momento oportuno para preguntar, así que decidió dejarla tranquila para que se calmara y siguió trabajando.


Esto de escribir sin tener nada planeado mola jaja En fin, ¡PREGUNTA!

Hacer deberes sin música es muy aburrido, pero tampoco quieres poner la música fuerte para incomodar a Akimoto, quien no parece pasar un buen momento. ¿Qué haces?

  • Pongo la música pero con el volumen bajo.
  • Pongo la música con un volumen normal. Si la música amansa a las fieras, seguro que se anima.
  • Me pongo los auriculares para no molestar.
  • No me la pongo, que también tengo que saber trabajar sin música.
Y ya está... ¿Os resulta familiar la pregunta? :D



© Hikari

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