Sé que estabais sufriendo ya por mí, que no daba señales! xDD Pues no, sigo alive! Además la cena le quedó mu buena =w= jajaja



En fin, continuemos (a ver si salgo de mi estado de empanamiento y puedo escribir algo decente xD)..

     – ¿Ah, sí? – la mirada de Mayu reflejaba sus ansias en saber quienes eran los chicos que Arisu consideraba guapos. – ¿Cómo quien?
     Arisu se quedó callada, sonrojada, pensando por qué había afirmado algo tan rotundamente si ni siquiera estaba pensando en ningún chico en concreto. Mayu seguía mirándola, expectante.
     – ¿Qué me dices de Aki Hayame? – Arisu buscó un nombre socorrido para no tener que ponerse ella misma en un compromiso y que luego Mayu la persiguiera todo el día preguntando si tenía novio o no. – A ti te gusta, ¿no?
     – Bueno... sí – Mayu desvió la mirada un poco avergonzada –. Pero es diferente, porque él no es un chico resultón físicamente, ¿sabes? Bueno ya lo has visto – Mayu rió mientas Arisu la miraba con una sonrisa bobalicona.
     – Pero ya solo con eso no puedes decir que no haya chicos guapos en nuestro instituto, ¿eh que no? – se dirigía a la caja mientras seguía hablando con Mayu. – Además, está el hermano de Mio, que también es muy popular...
     – Y los del grupo de música también son bastante guapos – Arisu asintió con la cabeza, a pesar de no haberlos visto nunca. Aunque por los comentarios de las chicas también parecían tener bastante fama entre el sexo femenino. – Y el chico ese que te vino a buscar a clase también es muy mono...
     Arisu seguía asintiendo con la cabeza hasta que se dio realmente cuenta de lo que Mayu había dicho. En ese momento Arisu se puso rígida, como un animalillo cuando siente que su cazador se acerca. Mayu empezó a reír y a golpearle la mejilla con su dedo índice repitiendo una y otra vez que le gustaba. Sabía que se refería a Harada, el chico del aula de música, y un escalofrío recorrió todo su cuerpo.
     – Es más guapo Yoshitaka... – dijo desviando la mirada hacia un lado. Mayu paró de insistir, quedándose parada.
     – ¿Yoshitaka? – preguntó un poco desconcertada. Arisu apretó los labios a la vez que levantaba sus cejas. – ¿Quién es Yoshitaka? ¡No has perdido el tiempo, eh!
     Las dos chicas empezaron a reír. Arisu le contó la historia con el chico del club de baloncesto de camino al dormitorio.
     Al llegar, Arisu fue a pedir permiso para utilizar la cocina del dormitorio. Nadie le puso ningún impedimento, así que decidió probar el volver a hacer las galletas. Invitó a Chie a ayudarla, y también a Mio. Junto con Mayu ya eran cuatro en la cocina.
     – Lo siento – Mayu creyó conveniente el disculparse con Mio. Ésta no parecía sentirse cómoda en su presencia, pero el hecho de que se disculpara la sorprendió bastante.
     Arisu era el nexo que unía a aquel grupo, ya que ninguna de ellas se conocía propiamente, pero a pesar de eso, pasaron una tarde divertida
     Como el día anterior Arisu no fue capaz de encontrar a Uboshita en el dormitorio para darle las galletas, no le quedó más remedio que ir ese día a su clase a buscarla para entregárselas y disculparse.
     – ¡Ryoji! ¡Otra fan! – gritó un chico que había parado en la puerta cuando vio a Arisu aparecer con las galletas.
     Ella intentó hacerle entender a ese chico que no era él a quien buscaba, pero ya fue demasiado tarde. Ryoji se asomó a la puerta y vio a Arisu con un paquete en la mano y sonrojada.
     – Tú eres Iwakura, ¿verdad? – preguntó sonriente. Recordaba su nombre del aquel día que habían comido juntos con Mio.
     – Ehm... – Arisu sentía tanta vergüenza por el grito que había pegado aquel chico antes que no podía reaccionar con normalidad. – Esto... lo siento pero... Buscaba a Uboshita. – reía nerviosa. Ryoji se quedó parado, ya que había sido a él quien habían llamado. – Pero supongo que el chico ese habrá pensado que venía a verte a ti...
     Ryoji empezó a reír por la confusión. Llamó a Uboshita, que apareció rápidamente en la puerta.
     – ¿Iwakura? ¿Qué haces aquí? – preguntó sorprendida. Arisu de repente estiró sus manos hacia ella con el paquete de galletas en la mano. Uboshita la miraba confundida. Ryoji sentía curiosidad en ver qué pasaba y se quedó junto a Uboshita.
     – ¡Perdón por lo de ayer! – no entendía por qué estaba tan tensa. Quizá porque estaba rodeada de gente mayor que ella, desconocida. O quizá porque el tonto aquel la había hecho sentir vergüenza. – Me supo mal ver que te habías ido sin decir nada... – Uboshita tomó la bolsa, y Arisu se incorporó de nuevo. Al abrirlo y ver las galletas miró nuevamente a Arisu. – ¡Las volví a hacer! Vamos que... no son... las que tiré al suelo...
     – ¡Eso espero! – Uboshita empezó a reír, y tras ella Arisu. Ryoji allí al lado no entendía lo que pasaba, pero metió la mano en la bolsa para robar una galleta, cuando Uboshita lo apartó de un manotazo. – ¡Quita! Que estas son para mí.
     – ¡Qué egoísta! – replicó Ryoji. – ¡Yo siempre te daba!
     – Uy que celoso está desde que las mujeres ya no cocinan para él... – dijo Uboshita con una sonrisa burlona.
     – ¿Peeerdooonaaa? – Ryoji se hizo el ofendido, y los dos empezaron a discutir.
     Arisu empezó a reír, pensando que aquellos dos realmente hacían buena pareja. Pensó en decírselo, pero tal vez estropeaba la atmósfera tan buena que había entre ellos dos. Uboshita agradeció el gesto de las galletas y le dijo que no había necesidad de preocuparse por aquello, y que si alguna vez necesitaba hablar que lo hiciera, en vez de pagarlo con la masa de las galletas.
     La clase de inglés se hacía cada vez más y más pesada, y Arisu empezó a divagar. Recordó que tenía el resto de galletas que habían sobrado de la hornada del día anterior en la mochila.