Madre mía... como se nota que han cambiado las prácticas... Ahora hago tantas horas que a penas tengo tiempo libre... De verdad intentaré seguir Hana en algún momento, pero el trabajo se acumula y se acumula... T_T
En fin, estamos por fin otro sábado más con la historia :D Que bien que siga avanzando ^^ Vamos a ver los resultados de esta semana....

• ¡Empate! Como no ¬¬ Pero bueno, las dos respuestas son positivas, respecto en lo de que siga con el novio. Esta vez lo que pasa después no sé si es igual, porque es algo tan a largo plazo que no he decidido nada jajaja Pero yo desempato... hmmmm no sé si recomendaría a alguien a quien acabo de conocer una relación a distancia, porque no sé ni cómo es ni cómo se lleva con su novio ni nada. Así que supongo que le recomendaría que siguiera con él, que aún quedaba un año para la separación.

Y nada, vamos al lío! A ver qué pasa hoy (que yo tampoco lo sé, voy improvisando sobre la marcha xD).

     Arisu la miraba, apenada, pensando en qué podría decirle a su compañera para que se sintiera mejor. Pensaba en su situación, su padre también se había marchado lejos. Pero, aunque cuando se enteró de la noticia también pensaba cada día que faltaba menos para que se alejara de ella, lo que ella quería era estar el mayor tiempo posible junto a él.
     – Aún te queda mucho tiempo para estar con él. Yo creo que deberías disfrutarlo. – Arisu la miraba, con una sonrisa triste dibujada en el rostro. Akimoto sintió en esas palabras un eco de melancolía, que por unos instantes hicieron que sintiera lástima de Arisu, sin saber por qué. – Piensa que en un año pueden pasar muchas cosas. Si lo quieres, deberías estar con él hasta el final.
     Akimoto se quedó callada. Tenía un montón de ideas enredadas en su mente, que lo único que hacían era hacerle daño. Pero las palabras de Arisu, tan firmes, parecían haber desenmarañado el manojo de sentimientos que la herían día a día.
     Como no decía nada, Arisu empezó a sentirse mal, pensando que quizá había sido demasiado tajante con sus palabras. Así que intentó disculparse, pero su boca no parecía responder, y sólo balbuceaba.
     – Gracias – dijo finalmente Akimoto. – Creo... creo que tienes razón.
     – Akimoto... – Arisu suspiró aliviada.
     – Puedes llamarme Chie si quieres.
     Chie sonrió algo más relajada. Las dos chicas siguieron hablando y terminaron riendo. Arisu se sentía bien por haber podido ayudarla.
      Al día siguiente, Arisu vio como Chie hablaba con su novio en el pasillo. Parecía estar muy avergonzada, pero él la miraba feliz. Sonrió mientras bajaba con Mayu y el resto a comer a la cafetería. Como siempre, pasó un rato divertido con todas ellas, aunque, por algún motivo, Mayu no parecía estar tan reluciente como siempre.
     Mientras regresaban todas a sus respectivas, Arisu se acercó a Mayu.
     – ¿Estás bien? ¿Ha pasado algo? – preguntó preocupada.
     Mayu la miró sorprendida, y en seguida desvió la mirada, negándolo.
     – ¿Por qué me tendría que pasar nada? – dijo soltando una pequeña carcajada.
     – Ah, me ha parecido verte algo decaída hoy. Pero si estás bien mejor – Arisu sonrió, y siguió hace delante. Mayu, sin embargo, se quedó quieta por un instante, pero siguió avanzando cuando Arisu se volvió hacia ella.
     Las clases del viernes terminaron, lo que quería decir que era el primer día de Arisu en el club de cocina. Allí había muchas chicas de varios cursos diferentes, que hablaban entre ellas en un tono de voz demasiado alto, con una voz aguda y entre risas. Su primera impresión de aquel lugar fue parecido al de un gallinero. Ebisawa apareció finalmente para poner un poco de orden.
     – Buenas tardes a todas. – dijo Ebisawa, dejando un carpesano encima de la mesa, con muchos folios sueltos en su interior. – Ayer estuve mirando recetas por internet, y encontré la receta de unos muffins de chocolate bastante fácil. ¿Os parece bien?
     Tras asentir, las chicas empezaron a cocinar. Ebisawa miraba atentamente como lo hacían. Arisu se iba apañando bastante bien. Miraba alrededor como todas las chicas se divertían juntas. Ella se sentía un poco separada. Empezó a poner la masa en los moldes.
     – Si pones tanta masa, cuando las metas en el horno se saldrán del molde – le dijo la chica que había a su lado.
     – ¡Ah! ¿Sí? – Arisu miró de nuevo al molde y se sintió un poco torpe. – Es que nunca había hecho muffins.
     La chica sonrió amablemente, y le enseñó la cantidad correcta para que quedaran bien después del horneado. Las dos trabajaron juntas, y el tiempo pasó más rápido. Al final quedaron unos muffins que, por lo menos a simple vista, parecían deliciosos.
     – Muchas gracias por todo – dijo Arisu a la chica, agradeciéndole su ayuda. – Por cierto, me llamo Arisu Iwakura, de 1-B.
     – Kaneko Uboshita, 3-A – dijo Uboshita sonriendo. Tenía una sonrisa muy amable, y unos ojos grandes color azul. Llevaba su larga cabellera rubia recogida en una coleta alta, que se soltó cuando terminaron las clases de cocina. – Si tienes alguna duda con algo de cocina, no dudes en preguntarme.
     – Ah, gracias.
     Uboshita se marchó con sus amigas. Ebisawa se acercó a hablar con Arisu para ver qué tal lo había pasado.