¡Aquí estoy! He tardado mucho en retomar la historia, pero bueno, la verdad es que todo este tiempo he esperado para ver si me llegaban las musas y ponerme a escribir xDD No es que me sienta muy inspirada... pero por algún motivo hoy estoy contenta! Quizá porque uno de mis pequeños dolores de cabeza (el más pequeño, pero bueno!) se ha ido él solito y sin dejar rastro!

En fin, ya no recuerdo qué pregunta quería poner cuando empecé a escribir la continuación, así que ya me inventaré sobre la marcha jaja
De momento, la respuesta!

• Hay que hablarlo con Chie porque ella nos dijo que el aula estaría libre... Pero está claro que aquí la que sabe de cotilleos es Mayu, así que se hablará con las dos.

He pensado que dejaré la encuesta abierta muchos días, y el día que me dé a mí el venazo, aunque hayan pasado sólo 3 días, escribiré la continuación tal y como estén los votos (sólo durante el periodo de exámenes). Así no tengo que esperar a que llegue un día concreto para escribir, y puedo ir haciendo :)
En fin, os dejo con la historia.

     Chie estaba estudiando muy concentrada, pero Arisu entró haciendo tanto ruido que no pudo evitar sobresaltarse y sentir curiosidad.
     – ¡Es un pedazo de idiota! – exclamó una vez le había contado toda la historia. – ¡Cómo puede ser tan... pedante! ¿Tienes idea de quién es?
     – Pues no... a parte de ti, gente del club o amigos de mi novio, no conozco a nadie más fuera de mi clase. Y diría que no hay nadie en clase parecido a ese chico. – Chie no sabía qué decir frente al enfado de Arisu. – Lo que está claro es que tiene que ser del club de música...
     – ¡Cierto! – dijo Arisu, golpeando su puño sobre la palma de la otra mano, y posteriormente, estirando el dedo índice de su puño cerrado, iluminándosele la mente con la conclusión a la que había llegado Chie. Pero aún así, ella no conocía a nadie del club de Música, así que tampoco le servía de mucho esa información.
     Se cruzó de brazos y torció su boca, pensando en quién podría ser ese impertinente. Chie la miró con una sonrisa y suspiró por no poder ayudarla. Después, regresó a sus estudios.
     Por la noche, Arisu fue a cenar con Mayu y las chicas. No quería hablar de ello con el grupo, porque no le inspiraban mucha confianza. Pero con Mayu era diferente. Ella se había sincerado con Arisu, y sentía que, de algún modo, podría guardar sus secretos.
     – ¿Y no paró de reírse en ningún momento? – preguntó Mayu sorprendida tras escuchar la historia.
     Estaban las dos chicas en el baño, hablando a escondidas del asunto. Al parecer, Mayu tampoco sabía quien era por la descripción que Arisu le había dado.
     – Pero Sakura va al club de música, puedes preguntarle a ella – sugirió Mayu.
     – Es que... – Arisu se mostraba reacia. – No quiero ir contándolo por ahí, ¿sabes? A ver, me ha molestado, y si lo tuviera delante lo abofetearía – decía mientras apretaba fuerte sus puños a la altura del pecho –, pero tampoco es que tenga ansias de saber quien es. Te lo cuento a ti porque hay confianza.
     Mayu inconscientemente levantó las cejas. Arisu al ver esa reacción espontánea sintió que, tal vez, conociéndose de tan sólo una semana, había cogido confianza demasiado rápido y había incomodado a Mayu.
     – Porque... ¿la hay, no? – preguntó Arisu, sintiendo que quizá se había anticipado mucho y no había pensando en qué sentiría su amiga al respecto.
     Nuevamente, Mayu le dedicó aquella sonrisa tan inocente y sincera que parecía tener reservada para momentos especiales. Asintió firmemente con la cabeza, y seguidamente Arisu rió feliz.
     El día terminó bien, aunque no había podido descubrir quien era ese violinista pedante que se había reído de ella.
     Al día siguiente, martes, Arisu estaba agotada. Por algún motivo no había podido dormir bien y se sentía cansada. Estiraba sus brazos hacia atrás, para desperezarse. Luego los estiró hacia un lado y hacia el otro. Cuando lo hizo hacia su derecha, alguien soltó un grito de sorpresa.
     – ¡Mio! – exclamó Arisu. – Perdona. ¿Te he dado?
     – No – rió tímida Mio. – Te había visto y he corrido un poco para alcanzarte, por eso he frenado un poco tarde...
     – ¿Entonces te he dado o no? – preguntó Arisu confusa.
     – ¡Casi! – Mio rió nuevamente, y provocó una sonrisa a Arisu.
     Entraron las dos juntas a clase. Miró hacia el asiento de Mayu, pero ésta todavía no había llegado. Dos asientos más hacia la ventana se sentaba Narahashi, el chico con el que había chocado después de su encontronazo en el aula de música. Arisu se fijó en él mientras volvía la vista a su asiento. Parecía estar pintando algo en la esquina de su pupitre. Arisu hablaba con Mio, pero su vista se desviaba inconscientemente hacia Narahashi; sentía curiosidad en saber que estaba pintando.
     Pidió a Mio que esperara un segundo. Con disimulo, se acercó por detrás de él, y levantó un poco la vista para cotillear aquello que estuviera dibujando. Era el logo de un grupo de rock.
     – ¡The Offspring! – exclamó Arisu de repente. Narahashi dejó rápidamente el lápiz y se giró sorprendido. – ¿Te gusta?
     – S-sí – contestó él algo tímido. – Lo has reconocido.
     – ¡Claro! A mi padre le gusta mucho el rock internacional. Y supongo que me ha contagiado un poco de esa pasión ja, ja. – Narahashi sonrió. – ¡Ah, oye! ¿Tienes más dibujos?
     El chico se quedó sorprendido con la pregunta. Arisu le explicó que el que había visto el día anterior le había gustado mucho, y sentía curiosidad en ver más trabajos suyos. Invitó a Mio a acercarse para que pudiera verlos ella también. Narahashi estaba levemente sonrojado al estar dos chicas contemplando sus dibujos.

Esta es una pregunta que tendrá repercusiones en las acciones de Arisu a lo largo de la historia.
¡PREGUNTA!
El motivo principal por el que has llamado a Mio para que viera los dibujos de Narahashi es porque te han resultado los dos tan tímidos, tan "animalitos" que has pensado que podrían encajar el uno con el otro. Podría ser difícil, porque no conoces muy bien a ninguno de los dos (es más, a Narahashi lo conociste ayer), pero... ¿Te animas a hacer de Celestina?

• ¡Claro! Esos dos están hechos el uno para el otro. Tengo que hacer algo al respecto.
• No sé... Tampoco soy quien para meterme en ningún sitio.

© Hikari