Bueeeno, tras unas entradas ausente, Hana vuelve para contaros como se lió la cosa xDD
© Hikari
Una vez finalizado el entrenamiento, Hana corrió hacia su casa para ducharse y ponerse la ropa que le había regalado su amiga.
Habían acordado esperarla en un banco del parque al que solían pasar muchas tardes.
– Sigo pensando en que podríamos haberla ido a buscar – comentó Kato.
– Que no, que me sabe mal que vaya siempre con el uniforme… – dijo Natsumi.
– Hmm… ¿Qué tramas, Natsumi? – preguntó Yoichi curioso.
– ¿Qué dices? ¡Yo nada! – replicaba Natsumi.
– ¡Venga ya! Se te nota a la legua cuando mientas – se burlaba Yoichi.
– ¡Cierto! – dijo Ryosuke, siguiéndole la corriente a su amigo – Esto tiene la firma de Natsumi por todas partes, ja, ja.
– ¡Si ni siquiera sabéis de qué estáis hablando! – contestó Natsumi, enfurruñada, a los comentarios de sus amigos.
– Uuuh, ¡cuidado que muerde! – se reía Kato.
Mientas los amigos se reían, apareció Hana, corriendo, disculpándose por el retraso. Tras coger aire, se erguió mientras se colocaba un mechón de pelo tras la oreja. Todos se quedaron en silencio.
– ¿Qué… llevas puesto? – preguntó Kato, extrañado.
Hana llevaba una falda que llegaba por encima de la rodilla, de color caqui, con una camiseta escotada azul celeste, y sus sandalias nuevas. Acostumbrados al estilo deportivo de Hana, los tres chicos parecían bastante sorprendidos de su cambio de imagen.
– Bueno, – decía Hana – quería estrenar la ropa que me compré el otro día…
– Te ves muy rara, no va mucho contigo… – comentaba Kato.
– Es verdad, no es que te quede mal, pero te ves diferente – añadía Yoichi.
– ¡Jo! No pretenderéis que vaya toda la vida con sudaderas, ¿no? – replicó Hana.
– Va, pero no te enfades… que no lo decimos con mala intención – se excusaba Yoichi.
– ¡Bah! ¡Ni caso! – interrumpió Ryosuke – Yo creo que estás muy guapa, Hana – dijo con una sonrisa.
Hana agradeció el comentario de su amigo con una sonrisa tímida.
Caminando hacia la cafetería a la que siempre iban, las dos chicas empezaron a hablar, pasos atrás de los chicos.
– ¿Qué le pasa a Kato? – preguntó Natsumi, vista al frente, fijando la mirada en Kato – Será idiota…
– ¡Déjalo! Si yo también me veo muy rara… – Hana se tocaba el pelo, mirándose la ropa que llevaba.
– ¡Tú estás genial, Hana! Lo que pasa es que ese tío no tiene sangre en las venas.
Hana miraba a su amiga, encogiéndose de hombros con una sonrisa triste dibujada en el rostro. Realmente deseaba que Kato dijera que estaba muy guapa, con esa sonrisa que le iluminaba todo el rostro, y que hacía a que Hana le latiera fuerte el corazón.
– Supongo… que sí me esperaba otra respuesta.
– ¡Pues claro que sí! – exclamó Natsumi, alzando la voz, de tal manera que los tres chicos de delante se giraron a la vez, sobresaltados por el grito de su amiga.
Hana miró a Natsumi, con los ojos abiertos como platos y las cejas curvadas, indicándole con su mirada que bajara la voz. Natsumi, apretando los labios, intentaba aguantar la risa, pero poco tiempo pasó hasta que el silencio entre ambas se rompió por las carcajadas de Natsumi. Hana no pudo evitar reír con ella.
– ¿Qué pasa? – preguntó Kato curioso.
Pero las chicas no hacían más que reír.
© Hikari
Pienso lo mismo que Natsumi de Kato ¬¬
tiene más horchata en las venas que yo! XD
Besos
Maldito Kato... con lo cortada que es ella, mira que ir a soltarle eso... ¬¬