Ahora sí que sí jajaja Es que he estado tan liada que me ha sido imposible =.=
¿Sabéis qué? Esta es la cuarta entrada del juego que transcurre en un mismo día de la historia xDDD No avanzo eh... quiero que pasen cosas... pero cuando me doy cuenta sólo lleva una semana Arisu en el instituto xD Ahora que tocan exámenes, voy a ver si avanza un poco jajajaja (voy a hacer como en el persona, que la semana de exámenes no pasa nada más que eso, exámenes, porque sino... nos quedaremos estancado xDD)

En fin, respuestas!

• Esta vez, aunque han estado un poco más repartidas, habéis decidido que Arisu pase el tiempo con Mio sin más, no hay por qué meterse en asuntos ajenos

Hale, amos a la historia!!

     Arisu estaba charlando tranquilamente con Mio, mientras ésta comía, sentadas en el césped, a la sombra de un árbol. Mio se veía más relajada que de costumbre, quizá porque no tenía gente alrededor, así que Arisu encontró aquel el momento adecuado para preguntarle sobre su relación con las chicas. Sin embargo, pensó que quizá no tenía la suficiente confianza como para sacar el tema y no quedar como cotilla. Además, igual le molestaría que preguntara por ello, así que lo dejó pasar y prefirió disfrutar de su momento con Mio.
     Mientras hablaban, de repente la cara de Mio mostró una mueca de pánico, y al volverse Arisu pudo ver como su hermano se acercaba. Parecía preocupado.
     – ¡Te he dicho que no vinieras! – exclamó Mio sin apenas dejarle terminar de acercarse a ellas.
     – ¡Me mandas un mensaje de repente y me dices "No vengas" con veinte mil exclamaciones, y a ti no sé, pero a mí me preocupa! – reprochó el hermano.
     Arisu observaba la discusión sin saber qué decir. Quizá el mensaje que había escrito tan rápidamente antes con el móvil era ese del que hablaba el hermano. "¿Se cree que yo también me he acercado a ella por su hermano?" pensó Arisu, mientras agachaba la cabeza un poco apenada.
     – ¡Vete!  – Mio lo empujaba, con suavidad, para que se marchara. Entonces él le susurró algo al oído, preocupado. – ¡Que no! ¡Que es una amiga! ¡Vete ya, leches!
     El hermano se marchaba, sin dejar de mirar a su espalda, para acabar de confirmar que su hermana estaba bien. Mio agitaba sus manos, indicándole que se fuera de una vez.
     – ¿Siempre es tan protector? – preguntó Arisu con una sonrisa triste.
     – ¡Desde que entré en este instituto sí! – Mio se cruzó de brazos – Casi prefería cuando no me hacía caso... Los hermanos mayores son lo peor, pasan de un extremo a otro, ¿a que sí?
     – Bueno... no sé. Yo no tengo hermanos – contestó Arisu, encogiéndose de hombros. – Pero no sé si deberías haberlo tratado así, pobrecillo. Ja, ja.
     – Bah, que se fastidie – dijo Mio con una cara burlona. – Siempre viene a molestar...
     Entre las dos chicas entonces se formó un silencio. Arisu no sabía qué decir al respecto, y Mio estaba extraña. Por suerte la campana sonó antes de llegar a incomodar a alguna de las dos. Mio tenía que ir al lavabo antes, así que se adelantó. Mientras subía las escaleras, notó que alguien la miraba. Al levantar la cabeza vio al hermano de Mio, que la observaba con disimulo, pero de una forma muy poco discreta. Entonces oyó su nombre a su espalda. Mayu, que se acercaba seguida de las chicas, la llamaba.
     – ¿Dónde estabas? – preguntó Mayu curiosa.
     – ¡Ah! – Arisu se puso nerviosa. Miró hacia arriba al hermano de Mio, que desvió finalmente la mirada y siguió hacia la tercera planta. Volvió la mirada nuevamente a Mayu y sonrió tímida. – Por ahí... jejeje
     – No habrás... – Mayu se acercó a ella, tomándola del brazo y hablando cerca de su oreja. – No habrás quedado con algún chico, ¿no?
     – ¡¿QUÉ?! – por algún motivo, respondió de manera exagerada. Movía rápidamente sus manos, negando rotundamente aquella pregunta.
     – ¡Uy, que sospechoso! – Mayu no podía creer que aquella reacción fuera sólo fruto de la tensión, y creyó haber acertado en su suposición. – ¡Cuenta, cuenta!
     Arisu repetía una y otra vez en que ella no había quedado con nadie, y al final, logró que Mayu dejara de insistir.
     Estando en clase, Arisu pensó por qué se había puesto tan nerviosa antes, si Mayu ya sabía que se hablaba con Mio. Quizá por el hecho de que estuvieran las otras allí, o quizá porque el hermano la había visto con ellas. Por un momento, llegó a pensar también que quizá ella misma se avergonzaba de estar con Mio, y empezó a sentirse mal. Bajó la cabeza, frustrada, pero entonces Ebisawa llamó su atención, y volvió a concentrarse en la clase.
     Después de un día duro, llegó finalmente a su habitación. Chie todavía no había llegado, y no tenía ganas de ponerse a estudiar, pero aún así, decidió hacer algo de provecho y no perder el tiempo. Mientras estudiaba, Chie volvió a la habitación, pero también parecía muy dispuesta a ponerse a estudiar, así que no le quedó más remedio que continuar.
     Se quedó atascada en un problema de matemáticas, y no era capaz de resolverlo. Decidió pasarlo, pero en el siguiente le pasó lo mismo. "De donde no hay, no se puede sacar..." pensó dándose por vencida.