Queda sólo un día de especial!
Lo que vais a leer hoy es totalmente nuevo! jaja Me dio la idea un comentario de Sora "A mí eso de Hana se vaya sola a casa, me da mal rollo". Y ahí mi mente se puso a cavilar... algo que en su momento no pensé porque a mí lo que me interesaba era el cotilleo de los otros jajaja Pero ayer cuando lo leí pensé (sí sí, pensé xD) "¿Y si...?" (comprobaréis que me dejé los sesos pensando xDD), así que hoy tendréis una parte de la historia completamente nueva! Igual algo más cortita... por falta de tiempo, pero bueno xD

      Hana estaba en la puerta del instituto poniéndose su calzado de calle. Mientras acababa de encajar el pie dentro del zapato, un escalofrío recorrió su cuerpo. ¿Estarían hablando de ella? Cerró su taquilla, cogió su mochila y salió. Mientras iba caminando, sintió como si alguien la siguiera. Veía como muchos de sus compañeros pasaban por delante de ella, pero esa sensación tan extraña no desaparecía.
      Siguió hacia delante y salió del recinto del instituto. Se paró detrás del muro, para ver si aquella sensación de que alguien le seguía era sólo su imaginación o de verdad había alguien. Disimulaba buscando algo en su mochila, colgada del hombro como si fuera una bandolera. Y entonces apareció. Ayaka asomó su cabeza por la puerta, mirando seria a lo lejos buscando a alguien. Entonces volvió los ojos a Hana, quien la miraba desconcertada. Pareció sobresaltarse y se escondió dentro otra vez. Pero Hana ya la había visto, así que salió recta y con una cara muy digna a enfrentarse a ella.
      – ¿Querías algo? – preguntó Hana, aguantando la risa. Aquella situación le había parecido muy divertida. Y además estaba agradecida por la torpeza de la chica, ya que sabía que si no hubiera sido por aquello se habría puesto muy nerviosa frente a ella.
      – Estarás contenta, supongo – dijo Ayaka mirándola con soberbia y cruzándose de brazos. – Todo ha terminado, por tu culpa. Tenías que meterte en medio.
      – ¿Perdón? – no sabía exactamente de qué estaba hablando, si de su relación oculta con Kato o de su relación conocida por todos con el capitán del equipo. – ¿A cuál te refieres?
      Aquel comentario ofendió a Ayaka. Hasta sus mejillas se sonrojaron de la rabia. No entendía como una persona que valía tan poco, a su parecer, como Hana era capaz de hablarle de ese modo.
      – ¿Quién te crees que eres? – dijo Ayaka sonriendo. – No vales nada. ¿Tú te has visto?
      – Je… – Hana contuvo las ganas de abofetearla. Se le estaba pegando el mal genio de su amiga. Cogió aire y la miró, sonriendo del mismo modo que lo hacía Ayaka. – Por lo menos yo no tengo que ir calentando a tíos para sentirme bien conmigo misma.
Tras soltar ese comentario, Hana empezó a caminar, dejando a Ayaka detrás, sola con su rabia haciendo hervir su sangre. Corrió hacia ella y la hizo girar a la fuerza tirándole del brazo.
      – ¡Cómo te atreves! – exclamó Ayaka, en un tono demasiado alto para la conversación que estaban teniendo.
      – No creo que te convenga gritar tanto – Hana se sentía confiada. Tampoco tenía nada que perder frente a ella. Si ese era el tipo de chica que le gustaba a Kato estaba claro que había hecho bien al decidir olvidarse de él. – Ah, por cierto. No te acerques a Yoichi… A parte de que no creo que con él salga bien tu juego, sería ponerte en peligro tontamente – al decir eso pensaba en el fulgurante carácter de su amiga cuando se enfadaba. Rió y se dio la vuelta, alejándose de Ayaka.
      – ¿Es una amenaza? – gritó Ayaka en mitad de la calle. Su intención era parecer dura y, a su vez, intentar hacer parecer a Hana una persona malvada.
      Hana, simplemente, sonreía, y se despedía con la mano, sin ni siquiera molestarse en mirarla de nuevo. Se sentía orgullosa de ella misma por haberse enfrentado a Ayaka de esa manera. Sentía que todo era gracias a Natsumi por darle valor para seguir adelante. Ayaka gruñó de la rabia y volvió al instituto, a hacer sus labores de delegada del equipo.

© Hikari