Aquí estoy :D Ayer por fin regresé de mi finde de relax... que bien me lo he pasado jeje Y nada, después de dormir las horas perdidas, me he puesto a escribir un poquillo. Esta tarde seguiré, para así tener mucha Hana para vosotros :)

      Apuntaron en el folio una serie de sentimientos que creían que se podían plasmar en una fotografía. Tristeza, alegría, amor, rabia, miedo, odio. Pero a pesar de todo, ninguno tenía idea de cómo expresarlos en imagen. Por lo menos no en una imagen que no se viera ridícula. 

      – Luego pones unas cuantas caras y miramos a ver cual queda mejor en la foto – Ryosuke la miró, sonriente, apoyado sobre su brazo derecho. Imaginaba a Hana poniendo caras intentando reflejar esos sentimientos y le daba la risa. 

      – ¿Por qué yo? – Hana frunció el ceño – ¡Pon tú las caras y yo te hago la foto! 

      – El artista soy yo – dijo Ryosuke entre risas, viendo como su amiga ponía morritos. 

      Vio el plato vacío. Comprobó si las latas tenían todavía refresco y, al ver que estaban vacías, decidió recoger la mesa para que no salieran trastos en la foto. 

      Mientras Ryosuke estaba en la cocina, Hana recibió un mensaje al móvil. Era Kato. “Necesito hablar contigo. ¿Puedes quedar? Te espero en el parque de siempre”. El corazón de Hana empezó a latir rápido. Ya había decidido olvidarse de él, pero aún así no pudo evitar emocionarse ante el hecho de que Kato quería verla. Le hizo una llamada perdida para confirmarle su disponibilidad. 

      Ryosuke llegó de la cocina, y se encontró a Hana de pie, sonrojada, mirándolo un poco apenada diciéndole que había de marchar. No entendía que le había surgido tan repentinamente para tener que irse. 

      –Tengo un poco de prisa – se disculpó ella –. Mañana te ayudo con el trabajo. 

      –¿Pero ha pasado algo? 

      –No, tranquilo. 

      Hana salió de allí corriendo, dejando atrás a Ryosuke muy preocupado, mirándola desde la puerta, viendo como se alejaba rápidamente. 

      Llegó al parque. Vio a Kato sentado en un banco y disminuyó su paso, respirando profundamente para intentar calmarse. Se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y se acercó a él. Al escuchar pasos, Kato volvió la vista y la miró. Sonrió levemente. No parecía la sonrisa alegre que solía tener, aún así Hana se estremeció. 

      –Hola – dijo ella, mientras Kato se levantaba.

      –Has tardado poco – Kato se colocaba bien la camiseta después de levantarse del banco. Parecía algo distante. 

      –Estaba por aquí cerca – dijo Hana, sin saber cómo comportarse ante él. Kato sólo hizo un sonido con la voz, sin abrir la boca, moviendo levemente la cabeza. – ¿Qué querías? 

      Kato no decía nada. Tenía las manos en los bolsillos de su pantalón, y su mirada fija al suelo. Entonces levantó la vista y clavó sus ojos en los de Hana. Un escalofrío recorrió su cuerpo. 

      –¿Y bien? – Hana tragó saliva. 

      –Quería hablarte de una chica – dijo Kato tras una pausa. 

      –Ah – a Hana le dio un vuelco el corazón. – Tú dirás – intentó disimular sus nervios con una sonrisa. 

      –Sabes quién es Ayaka de la clase B, ¿no? 

      –Ah, sí – dijo Hana, sin ningún tipo de expresión en su rostro. Sabía que si se dejaba llevar por sus sentimientos Kato notaría la rabia que le producía el escuchar ese nombre. – Es la novia del capitán de tu equipo, ¿no? – dijo con rintintín. 

      –Me preguntaba por qué habías estado preguntando por ella – a pesar de que su tono de voz era cálido, como de costumbre, todo su cuerpo se mostraba amenazante.