Como nos quedamos en mitad de una conversación, os recuerdo de que Kato le había dicho a Hana que sabía que le había escrito una carta declarándose (por si no os acordabáis ^^)
© Hikari
– Me imagino cómo era la carta – dijo Kato, esperando que Hana se girara. Si tenía que hacerla de rabiar para recibir una explicación, lo haría. – “Querido Kato. Hace mucho que nos conocemos…”
Hana cesó su marcha. Cuando empezó a burlarse de su carta, sintió como si lanzaran todos sus sentimientos a la basura. ¿Realmente era tan cruel?
– “…y desde hace algún tiempo” – continuaba él, al ver que su estrategia surgía efecto.
– Cállate – esa palabra atravesó el nudo que se había formado de nuevo en la garganta de Hana.
– “he empezado a sentir algo por ti.” ¿Era algo así? – Kato la miraba divertido, sin tener consciencia del daño que le estaba haciendo.
– ¡Que te calles! – gritó de repente Hana.
Kato levantó las cejas, sorprendido. Siempre habían jugado así. Él se metía con ella y ella le soltaba alguna frase ingeniosa. Pero la discusión de antes había crispado los nervios de Hana. Y el tema que utilizaba para hacerle burla no era el adecuado. Pero no lo vio hasta que Hana sucumbió a sus propios sentimientos. Y ya era tarde para echarse atrás.
Hana volvió la vista hacia él, llena de odio. Él sintió que no debió haberse burlado de esa manera, y se sintió un poco culpable.
– Vamos, sólo era una broma – dijo con una media sonrisa, como si así fuera a conseguir que Hana se tranquilizara.
– Sólo una broma… – repitió Hana, muy bajo.
Cabizbaja, dibujó una sonrisa. Kato también sonrió, pero sus labios perdieron la curvatura al ver como las lágrimas rodaban por el rostro de su amiga.
– ¿Te divierte? ¿Reírte de mí de esta manera te parece divertido? – era incapaz de levantar la vista del suelo. Sentía como si, al mirarlo, su corazón fuera a estallar, en rabia o en dolor.
– Hana, no… – Kato sintió lástima de ella, pero aún así se mantuvo firme en sus ideas. – No hace falta que llores.
– ¡Déjame en paz! – gritó ella, apretando fuerte sus puños. – ¡Estoy harta de ti! ¡Harta de todo! ¿Para esto recogiste el papel? ¿Para reírte? – levantó la vista. Quería ver en sus ojos reflejada la verdad. – Dedujiste que me gustabas y querías cachondearte, ¿verdad?
– ¡Sabes que yo no…! – Kato se sintió ofendido frente a ese comentario. Aunque sabía que lo merecía.
– ¿Qué? ¿Qué tú no eres así? Yo ya no sé nada. Me da igual como te comportes o lo que hagas – Hana puso su mano en el pacho de Kato, y cerró su puño, cogiendo parte de su camiseta. – Si me has hecho daño queriendo o sin querer… Me da igual. Porque va a doler lo mismo.
Hana apartó su mano de él, dándole un pequeño empujón. Kato tomó su mano mientras pronunciaba su nombre, queriendo explicarse, pero Hana la apartó.
– No me hables. Ni te acerques. – se dio la vuelta y le dio la espalda. – No quiero ni tan siquiera verte…
Furiosa, a la vez que terriblemente triste, Hana se marchó de allí, sintiendo que había perdido una parte de ella en aquel lugar. Kato la veía marchar, quieto, suspirando. Él no saber controlar su lengua había hecho llorar a su amiga, y se sentía estúpido.
© Hikari
Hala, ya la ha liado Kato, pero se merece que Hana le haya conestado así.
¡Besos!